SANIDAD
La carta de la hija de un paciente oncológico del Bierzo contra Sacyl: "Me sentí despreciada y humillada"
Tamara Lamas presentó una queja después de que su padre "perdiera a su oncóloga en mayo por la mala gestión" y recibió una respuesta "genérica"
"Quisiera decirle a mi padre que después de toda la vida cotizando, su tierra le devolvería una sanidad pública decente"

Tamara Lamas en una protesta de Oncobierzo
"Despreciada, ninguneada y humillada". Así describe Tamara Lamas, hija de un paciente oncológico del Bierzo, cómo se siente tras presentar una queja a Sacyl hace seis meses y recibir una respuesta "sin empatía" y "genérica". "Mi padre perdió a su oncóloga en mayo, no porque una DANA barriera el hospital, no por la mala suerte, no porque un conflicto bélico arrasara con todo; sino porque no hay personal de oncología que pueda aceptar quedarse en un hospital tan mal gestionado por Sacyl", explica.
Tamara denuncia desamparo, un sentimiento que comparten multitud de pacientes aglutinados algunos en la plataforma Oncobierzo. Critica que su padre lleva "diez meses sin tener una persona de referencia en el hospital, una cara conocida que sepa todo tu proceso oncológico sin tener que leerlo en una pantalla, una voz de aliento que sabe que le acompañará, que no esté saturada de información, que pudiese quizás buscarte tratamientos experimentales y alternativos a los actuales que, a lo peor, no funcionan".

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Pide, como otros tantos, la continuidad del seguimiento, que vayas a consulta y te reciba tu médico, que sepa tu caso sin tener que enterarse unos minutos antes de atenderte; lo que representa una de las principales y más básicas demandas de los pacientes de Oncología del hospital ponferradino. "Llevamos más de diez meses de sinvivir con la duda de si se podría hacer algo más, la duda de si los recursos con los que sí cuentan en otros lugares llegarán algún día al Hospital del Bierzo, aunque solo sea alguno".
Tamara lamenta la falta de empatía al despachar su queja con un escrito estándar. "Sacyl nunca llegó a tomarse en serio mi carta. Me contestó con la misma carta genérica que envió a mis amistades, a mis conocidos y a tantas otras personas de las que jamás tendré constancia. Me sentí despreciada, humillada, decepcionada y ninguneada. Muchos pacientes de muchas especialidades nos sentimos así", escribe en la misiv remitida ahora a los medios de comunicación.
A esta berciana le gustaría que la situación fuera completamente diferente: "Quisiera decirle a mi padre que, después de haberse pasado la vida entera cotizando y trabajando de albañil de sol a sol en su tierra, su tierra le devolvería una sanidad pública decente que lo atendiera con la dignidad que se merece".

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Hace un llamamiento a Sanidad para que, además de gestionar con eficiencia los deficitarios servicios sanitarios, lo haga con humanidad. "Quienes tienen que organizar los servicios públicos sanitarios en nuestras comarcas olvidan que una persona enferma no es un ser inerte como un pallet de adoquines esperando a ser colocado en las calles del centro del pueblo. Los seres humanos necesitamos vivir cada día, comer cada día, dormir cada día y tratar la enfermedad cada día".
"Quizás hubiera pasado por alto que han pasado seis meses [de la queja presentada] si no fuera porque han sido seis meses de insomnio, ansiedad y preocupación por mi padre. Seis meses de absurda paciencia, mía, de mi familia y de todos los pacientes y familiares de enfermos de cáncer de las comarcas de La Cabrera, Laciana y Bierzo. Nunca antes las palabras "ser un paciente" se habían tomado de una forma tan literal".
Para terminar, expresa sus deseos más elementales: "Quisiera que los políticos, especialmente los de mis comarcas, en lugar de usar mi dolor, sintieran algo de empatía que les moviera a la acción. Quisiera que los responsables, en lugar de ignorar mi dolor, hubieran tomado ya medidas que pudieran cambiar la situación; que todos mis paisanos y paisanas, con o sin familiares con cáncer, estuvieran tan indignados como yo".
Cuenta que pasa las noches sin dormir, por el hartazgo de la situación. "Sé que mi padre estará en su habitación igual de despierto e inquieto, pero mucho más agotado, deprimido y enfermo. Sin fuerzas ni ganas para escribir una carta como esta, contando quizás el "goal average" de la Ponferradina. De contar los días sin poder ejercer su derecho a la sanidad pública se ha cansado ya".
Sin embargo, no quiere darlo todo por perdido. Confía en que llegue el momento de que la crisis del hospital del Bierzo se revierta y tiene claro que esto sucederá con la movilización de la ciudadanía. "A ver si sube la Ponfe a segunda. Porque por mucho que nos lo sigan negando y, aunque algún día es mucho tiempo, un hospital con una plantilla estable para todas las especialidades lo vamos a traer sí o sí los habitantes de La Cabrera, Laciana y Bierzo a base de protesta". Palabra de la hija de un paciente de Oncología del Bierzo que sabe lo que es aguantar y reclamar una sanidad digna.