CRISIS DE ONCOLOGÍA DEL BIERZO
‘Oncobierzo’, la rabia que brotó en una sala de espera
El movimiento ciudadano que exige oncólogos y más especialistas en el bierzo funciona con un grupo de Whatsapp de 14 pacientes y familiares / Rebasa todas las expectativas: una movilización histórica, 55.000 firmas, y siguen: «merecemos la misma sanidad que cualquiera. Si dicen que funciona, que traigan a sus familiares aquí»
Esos días había murmullos en las habitaciones y en la sala de espera de la planta tercera del Hospital del Bierzo, la de Oncohematología. La expectación se repitió varias mañanas con el mismo resultado: «Abandono». Creían que sí, que ese día cambiaría la fortuna. Pero no. Y lo mismo sucedía 24 horas después. Y 48. Y 72...
-«Que parece que viene, que dicen que sí, que hoy puede que suba un oncólogo.
-Que sí, que ha pasado por consultas. Que hoy nos explica cómo va esto.
-Ah, no... Tampoco», decían unos y otros en la tercera.
«Y la cara de decepción que se nos quedaba...», comenta José Miguel, que acompañaba a su madre ingresada por cáncer en el hospital ese mes en el que explotó todo.
Él es uno de los catorce del grupo de WhatsApp que nació con apenas tres miembros y se mantiene rondando la quincena. Uno de los fundadores del movimiento ciudadano que ha sacudido la sanidad y las conciencias de Castilla y León: ‘Oncobierzo’, y que ha sacado a la calle a más de 15.000 personas en una movilización histórica el pasado 1 de diciembre.
Es uno de esos pacientes y familiares que en la tarde del 10 de septiembre y la mañana del miércoles 11 hicieron un descubrimiento: que no eran los únicos desamparados. El resto de la planta, también. Y los de consultas. «Nos enteramos de que lo mismo que nos pasaba a nosotros lo sufrían también los demás. Pensábamos que era una cosa nuestra, que no pasaba el oncólogo a verte porque estaría visitando a otro más grave o por una emergencia. Pero no, es que no pasaba para nadie».
Ahí surgió todo. La irritación y desolación arrastrada desde mayo, cuando se vivió un episodio similar al cancelarse consultas por la falta de profesionales, se tornó en coraje. La rabia brotó en esa sala de espera donde unos y otros se identificaban en las terribles historias de abandono del de al lado. Contaban con estupefacción que llevaban semanas sin que les viera un oncólogo o que en tres meses sólo les había atendido un par de veces y nunca el mismo.
Entonces decidieron que intentarían poner remedio como podían: alzando la voz. «Fue algo muy simple [y muy grande]. Empezamos a hablar en la sala de espera, pensábamos que era algo puntual, no nos imaginábamos que afectaba a toda la planta, y al comentarlo y ver la realidad generalizada decidimos poner quejas para que hicieran algo. Teníamos en común la desesperación y la sensación de impotencia. Hubo gente que falleció ingresado que llevaba días sin ver al oncólogo», explica José Miguel. «El sentimiento de todos era de frustración. No tienes a nadie que te diga ¿cómo va mi enfermedad?».
Bajaron a presentar las reclamaciones. En un día sumaron 30, y podían haber sido más. «Nos dijeron que sólo una por paciente», protestan, aunque esa limitación no ha frenado el empuje de esta reivindicación por especialistas y servicios en el diezmado Hospital del Bierzo.
A las dos semanas ya habían recogido 700. La pasada semana entregaron a la Junta 55.000 rúbricas que claman por una sanidad digna para cada enfermo. Y digna pasa, como poco, porque el oncólogo que te atienda sea tu oncólogo. Y algo más básico que Sanidad no parece haber asimilado aún: quieren especialistas en oncología para pasar la planta, no internistas. «En consulta son oncólogos de otras provincias los que vienen cada día, más de una veintena, y apenas repetimos con el mismo médico, pero en planta son los de Medicina Interna los que asisten al paciente. ¿Quién comprende algo así?», se preguntan desde la plataforma de pacientes y enfermos sabiendo que la Consejería no les da una respuesta siquiera aceptable.
Esas 30 firmas iniciales sólo fueron el punto de partida de una inicia tiva popular que calaría más allá de la sociedad berciana y ha rebasado todas las expectativas posibles. Esta misma semana han salido en la televisión nacional en uno de los programas más vistos del momento, La Revuelta de David Broncano, para trasladar sus reivindicaciones con una camiseta que decía: «Algún día es mucho tiempo».
Tras las primeras quejas e intervenciones en prensa hace tres meses, llegó un vídeo de SOS en apoyo de la causa por parte de famosos, como el actor José Coronado, y le siguió una contundente campaña de cartelería que viste vallas publicitarias y escaparates de comercios y negocios de Ponferrada. Imposible dar un paseo por la capital berciana y obviar que «si mañana a tu hija le van a diagnosticar cáncer, no tendrá oncólogo», o que hay una valla a las puertas del hospital que recuerda: «Hoy necesito oncólogo. Si no hacéis nada, mañana serán flores».
La cartelería y el diseño de esas imágenes tan impactantes por sus sencillos, y a la vez categóricos y conmovedores mensajes, surgió de manera espontánea. «Lo diseñó un chico que quiere guardar el anonimato, un familiar. Lo hizo por ayudar», apuntan desde la asociación ‘Oncobierzo’ y resaltan que son «sólo (y no es poca cosa) eso»: «Un grupo de pacientes y familiares única y exclusivamente, que creemos que nos merecemos un trato mejor y una sanidad igual que la de cualquier ciudadano».
Salen así al paso de quienes les acusan de tener tintes políticos o de estar impulsados por empresas con intereses espurios. «Hemos oído de todo, que somos de todos los partidos, de uno y del antagónico; de la sanidad privada... Y no. No queremos entrar en polémicas, pero es más fácil que todo eso. Somos un grupo de WhatsApp, somos personas que no pedimos nada extraordinario. Hay albañiles, ingenieros, gente de oficinas, jubilados, profesores, cocineros... Gente variopinta que no sabemos de qué va esto, pero que queremos que mejore de una vez, que haya plantilla porque no hay oncólogos, ni cardiólogos, ni suficientes anestesistas, faltan radiólogos... Y otros como los internistas tienen sobrecarga de trabajo porque asumen pacientes que no son suyos».
Un grupo de personas no muy numeroso que, sin embargo, han conseguido conmover a la comarca y movilizar a más de 15.000 vecinos para clamar todos juntos por una sanidad mejor, a la altura de este siglo. Ese domingo, el 1 de diciembre, desbordó de emoción a los de ’Oncobierzo’. «Estamos alucinados, abrumados, emocionados, muy agradecidos e impresionados», afirman tras haber asimilado el hito que esa convocatoria supuso.
«Estábamos a las 11.05 y había algo de gente y, de repente, quince minutos después, riadas y riadas de personas. Lloramos mucho», recuerdan. «Fue una muestra de que todo el mundo en El Bierzo está hasta las narices de ser los olvidados», apunta Tito, paciente oncológico. «Al ver la respuesta, pues muy emocionados porque sentimos que no estábamos solos».
Seguirán dando pasos públicos y ahora valoran diferentes ideas para mantener la atención sobre lo importante. «Presionaremos hasta que seamos atendidos como es justo», advierte Lisi Marqués, cuyo padre fue diagnosticado de cáncer en julio. «Es súper desolador saber que no tienes un médico de referencia que te conozca, y seguro que los oncólogos que vienen de otras provincias ponen todo de su parte, pero no es la solución.
Desalentador. Es que hay que vivirlo porque es imposible percibir la misma empatía de un doctor que nunca te ha visto antes. Enfermar de cáncer ya es duro y el estado anímico es súper importante, y en estas condiciones... Nos sentimos como si fuéramos números, no personas», sostiene y da un ejemplo demasiado común: «Esta semana es la primera que, para nuestra sorpresa, mi padre ha sido atendido por la misma doctora que la última vez, aunque otra compañera ha tenido también consulta, pero sin esa suerte».
Y es que lamentan que se han normalizado cuestiones que vistas con perspectiva asustan. «El otro día nos pusimos muy contentos porque una de las pacientes del grupo había ido a consulta y había repetido de médico. Le tocó la misma doctora que la vez anterior y nos alegramos mucho. Luego nos dimos cuenta de que estábamos celebrando lo que debería ser normal», relatan varios miembros de ‘Oncobierzo’ a este diario.
Pasan los días y su voz colectiva, lejos de apagarse, suena más fuerte. Algún miembro ya no forma parte de la asociación porque ha fallecido por la enfermedad, pero el resto sigue por ellos, por todos: «Reclamamos voluntad política para atajar esta situación porque hasta que no pongan los medios aquí seguiremos, aunando voces», avisan. «Es que ya no te digo que pidamos apoyo psicológico, como en otros hospitales ¡Que sólo pedimos oncólogos, que es lo mínimo!», subraya Lisi. «Es un problema integral del hospital», agrega Eva Arias, paciente oncológica.
«Hacen falta proyectos de investigación para que los médicos que terminen el MIR quieran venir; buena gestión desde la gerencia; mejores condiciones; que haya los servicios que no tenemos y nos obligan a desplazarnos a León, a hora y media, o a otra provincia para que nos atiendan por determinadas enfermedades... Hace falta que quieran arreglarlo», sostiene.
También Tito coincide: «Somos una población de 130.000 habitantes y no pedimos ser los más punteros, pero sí un servicio de oncología normal y corriente. Eso es todo. Que haya especialistas en los otros servicios deficitarios, porque el problema va más allá de oncología, y que lo arreglen ya». Este paciente recuerda además que la situación actual recoge frutos del pasado.
«Hace cuatro o cinco años nos quedamos sin oncólogos y se pusieron parches. Luego con los traslados, que ya se sabían de antemano, volvió a pasar este mes de mayo, y ahora estamos así, con médicos viniendo de otros sitios sin cubrir las plazas del Bierzo. Parece que Sanidad no se da cuenta de que padecer cáncer es una cosa muy grave y el enfermo sólo tendría que centrarse en la recuperación y debería tener a su médico de confianza en este proceso».
Ante las declaraciones de responsables de Sanidad y del hospital, desde ’Oncobierzo’ tienen una respuesta muy gráfica: «Cuando oímos a responsables médicos y políticos decir que el Hospital del Bierzo funciona bien, les diría que traigan a sus familiares aquí, a ver qué les parece». Por si, como esperan, no vienen, los propios pacientes del Bierzo les hacen un espóiler: «Es devastador».