Diario de Castilla y León
La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.- ICAL

La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.- ICAL

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El adelanto perpetrado por Pedro Sánchez para sobrevivir a sí mismo dejó como consecuencia la certeza de que el amalgama de Unidas Podemos al dividirse con Sumar sólo iba a certificar la resta y defunción política del embrión del invento. Quedó el satélite para mayor acomodo de Yolanda Díaz. Podemos es ya el olvido que seremos. Tal vez por eso ha decidido definitivamente inmolarse ante los dos horizontes que se le abren. El gobierno inminente al que ya no pertenecerán o unas nuevas elecciones que no dejen ni polvo sobre el mobiliario de la formación morada, que las está pasando ídem. Y para inmolarse qué mejor que un barullo yihadista en el que no se distingue las víctimas de los verdugos en un alegato de pacifismo cínico para socavar el interino gobierno de Pedro Sánchez. Barullo en el que, inconscientemente, como es ella, ha caído la de Sumar. Si ocurre algo en España, que no está tan lejos de Francia o de Bruselas, no se lavan ni con todo el agua de Ricobayo antes de que lo vacíe la CHD para cumplir con el derroche de Portugal. Las alimañas no andan  lejos. Merodean a mano. Sin ir más lejos, los últimos apresados en Tudela del Duero, Benavente o Briviesca. Calaña que anda suelta y que en cualquier momento pueden ser poseídos por un ardor islamista y matar a puñaladas a un maestro o a tiros a dos escandinavos, mientras los de Podemos y la de Sumar se hacen los suecos en chándal de Palestina. Este es el talón de Aquiles de Sánchez. El terrorismo asesina para desestabilizar. Y de momento, con la indispensable ayuda de sus socios, puede hacer más mella en las aspiraciones de Sánchez que los chantajes del prófugo. Los gobiernos suelen ser víctimas del terrorismo islamista. A los hechos me remito.  Alguien debería decirle a Sánchez que la gente no perdona ni la liberación de violadores ni las indecencias de estos días. O Sánchez pone tierra de por medio o acabará degollado, políticamente, por sus sucios socios. Barbarie política.

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