Diario de Castilla y León

EDITORIAL

La apuesta de Carnero por Ouigo evidencia el sectarismo de Renfe

Jesús Julio Carnero, alcalde de Valladolid, se reúne con la directora general de OUIGO, Hélène Velenzuela.- ICAL

Jesús Julio Carnero, alcalde de Valladolid, se reúne con la directora general de OUIGO, Hélène Velenzuela.- ICAL

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LOS TRENES low cost, los que ya disfrutan territorios como Cataluña, llegarán a Castilla y León de la mano de la compañía francesa Ouigo sin que a Renfe y sus dirigentes se les caiga la cara de vergüenza. La ferroviaria gala, con la decidida apuesta del actual alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, empezará a operar con sus trenes de bajo coste en el trayecto que discurre entre Madrid, Segovia y Valladolid. De los planes del Avlo, el low cost de Renfe, nada se sabe. Bueno, lo que se sabe es que sólo Galicia está entre sus prioridades y que no les queda más remedio que detenerse en Zamora, lugar de paso entre la meseta y el extremo del noroeste peninsular, tal y como anunció la ministra de Transporte en campaña en un desliz del que Renfe luego trato de salir con embustes y mentiras. Más allá de las mentiras y los tejemanejes del departamento de Comunicación de la ferroviaria, nada de forma oficial se sabe. Lo que sabemos de forma oficial es que Adif, el operador de infraestructuras ferroviarias hispanas, ayer aprobó la propuesta de Ouigo para circular entre la capital de España y la capital pucelana.

De esta forma se constata que Castilla y León está al margen de los trenes low cost de Renfe, destinados fundamentalmente a Cataluña y Andalucía en un claro ejercicio de discriminación y electoralismo. Seguramente hoy comience otra campaña de filtraciones a quienes quieran tragar con las mentiras de Renfe para combatir la tozuda realidad. Y la tozuda realidad dice que la apuesta, ya en campaña, del regidor vallisoletano con Ouigo ha dado sus frutos. El trabajo ha dado sus frutos. Lo demás son intoxicaciones interesadas de Renfe que paga a gente para mentir a los periodistas dispuestos a dejarse engañar a cambio seguramente de alguna inconfesable prebenda. No hay nada oficial ni lo habrá, porque los rectores de Renfe han decidido dejar fuera de los trenes baratos a León, Burgos y Palencia. Valladolid y Segovia se beneficiarán por la apuesta legítima de una empresa privada y el empuje del mandatario vallisoletano.

Quedan en evidencia Renfe y sus mentiras. Pero también quedan en evidencia los dirigentes institucionales y orgánicos socialistas que, en campaña, salieron al amparo de las mentiras de Renfe, y los que se atrevieron a criticar en Valladolid la apuesta de Carnero por disponer de trenes low cost que la compañía estatal niega a los habitantes de Castilla y León. Hoy, unos y otros, Renfe y socialistas sumisos, callarán. El silencio de Renfe es el síntoma de su sectarismo, el de los otros, si se produce, una ofensa a su tierra en toda regla, sin necesidad de buscar refugio en Bruselas.

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