Decisiones ante el puente de los santos para frenar el virus
EDITORIAL
De la noche a la mañana hemos regresado al marzo de nuestras vidas y de nuestra pandemia. Resulta insólito que, por segunda vez, de la noche a la mañana, las decisiones políticas sean tan dispares como la noche y el día. Estamos en toque de queda y a una estación del confinamiento domiciliario. Con un estado de alarma que el gobierno ha decidido que sea la carta de cada ejecutivo autonómico. Como si el virus supiera de fronteras y competencias autonómicas. Ante lo imprevisible de esta pandemia, que hace semanas que regresó en toda su crudeza, hace falta certidumbres. Y el nuevo estado de alarma, que dota de competencias a las autonomías , y más concretamente a los presidentes, requiere agilidad, anticipación y certeza. A la vista de que el modelo elegido por el gobierno y aplaudido por las autonomías es a la carta, Castilla y León no debe actuar en función de lo que haga Madrid .
Si la Junta tiene que dictar el cierre de la comunidad para frenar el virus, hay que hacerlo, y cuanto antes mejor. No es tiempo de dudas ni de indecisiones a la espera de qué hace el resto. El contagio en Castilla y León, inexplicablemente, está en niveles muy por encima de la media y de gran parte de los territorios. Las últimas semanas Castilla y León encabeza las dramáticas estadísticas de ingresos hospitalarios, en UCI y fallecimientos . Por eso no puede mirar a ver qué hace el resto. Como no esperó a ver qué hacía el resto, Pedro Sánchez incluido, para dictar el toque de queda que entró en vigor, aunque sin soporte jurídico por lo anómalo de la situación, el sábado, un día antes del estado de alarma. Y lo hizo mientras el ministro de Sanidad, Salvador Illa , se paseaba por Valladolid el pasado viernes haciendo caso omiso de las demandas del gobierno de Alfonso Fernández Mañueco para que actuase después de 20 días elaborando nuevos criterios distintos a los que él mismo había diseñado cuando confinó Madrid.
No es tiempo para detenerse ahora a discutir los plazos del estado de alarma. Sólo los necios y los que pretendan hacer política con la pandemia pueden perder el tiempo ahora con eso. Tiempo habrá para eso las próximas semanas. Ahora es el tiempo de tomar decisiones, amparadas por criterios científicos y verdaderos expertos, para frenar el virus y evitar, si es posible, un nuevo confinamiento domiciliario al que nos aboca en gran medida la inacción política de las últimas semanas, cuando había notables signos diarios de que el virus estaba desbocado.
Llegan días terribles. Y luego vendrán los peores. Pero también fechas de enorme riesgo para la propagación del virus. No sólo es cerrar la comunidad si no lo hace Madrid para protegernos de la expansión del virus desde otros territorios el puente de los santos. La Junta tiene que pensar en la demanda interna también y evitar que las ciudades, focos ya de transmisión comunitaria, expandan el virus al mundo rural , todavía algo protegido en esta segunda ola. En el puente cada uno en su ciudad, sin prisa por visitar cementerios.