Diario de Castilla y León

Esperanza para la trufa negra por las lluvias de primavera

Los productores confían en remontar los resultados del año pasado, reducidos hasta en un 75% por la sequía y el calor extremo de entonces

Trufas recogidas en Soria en una imagen de archivo - HDS

Finca de trufas en la provincia de Soria. / HDS

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Irene Llorente Yoldi

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Óptimas previsiones para la inminente campaña de trufa negra (Tuber Melanosporum) que se encuentra en estos momentos en pleno proceso de maduración con el objetivo de que las plantaciones de la provincia puedan arrancar con la recolección a mediados del próximo mes de noviembre hasta el 31 de marzo, de acuerdo con el Decreto Micológico. Una producción que espera remontar los resultados de la temporada pasada, tan afectada por la sequía que le produjo una merma de hasta un 75% en algunas explotaciones.

Y es que pese a que este año ha vuelto a repetirse una época estival como la anterior, con elevadas temperaturas y sin precipitaciones, las abundantes lluvias de mayo y junio han sido «claves», dado que «es el periodo fundamental para el desarrollo de la trufa», según explica José Manuel Pérez, presidente de la Asociación Provincial de Truficultores y Recolectores de Soria. 

Desde su experiencia, cree que si el sector ha sido capaz de combatir con riego el cálido y seco verano este año, «a diferencia del anterior podría haber trufa en las plantaciones que lo hayan hecho bien» . En esto mismo coincide Raquel Sanz Vitón, productora y CEO de la empresa Trufgourmet, quien señala también que al retrasarse las altas temperaturas a agosto el riego se enfocó más a este mes. «El que no tenga riego acusará seguro la producción de trufa». 

Precisamente al no registrar lluvias en todo el verano la silvestre, cuya recolección se permite desde el 1 de diciembre al 15 de marzo, será más que escasa: «No tengo esperanzas de que haya resultados, y si hay serán ínfimos», añade el responsable de los truficultores.

En cuanto a las precipitaciones registradas desde el pasado mes de septiembre y que han continuado en octubre, Pérez señala que «sirven para mantener lo que hay en ese momento», por tanto no van a crear producción si no la hay, pero sí contribuirán a «engordar lo que hay».

Y es que ahora mismo «la trufa está en proceso de maduración» para poder empezar a recolectar a mediados de noviembre. Por ello, adelanta que lo que pase de aquí a las Navidades, la época de mayor consumo de la trufa, va a influir poco en cuanto a cantidad pero, sí que considera que «es importante que vengan temperaturas frías para que las trufas maduren bien y cuanto antes, porque si no costará que lo hagan».

En cuanto a precio y producción, el presidente de los truficultores cree que es pronto para valorar porque no ha arrancado la campaña, pero lo cierto es que son dos aspectos que van unidos en el mercado si hay más oferta el valor puede bajar. Lo que sí cree el sector es que «habrá una producción superior al año pasado»; más allá no puede afirmar nada más. Por su parte, Raquel Sanz confía en que sea un año medio. 

Para José Manuel Pérez el futuro de la truficultura depende un poco del clima. De hecho, recuerda el año pasado como «un duro varapalo para todos. Un sector sano y pujante vivió su propia pandemia, una pandemia climática». No obstante, considera que hay mucho futuro en la trufa siempre y cuando la climatología respete a los productores o los productores sean capaces de adaptarse a la nueva situación. «En general vivimos la misma incertidumbre que el resto del sector agrícola».

En este sentido, valora las ayudas que anunció este año la Junta de Castilla y León para cultivos emergentes como la trufa, una línea que sacará por primera vez y que será durante los cinco primeros años, que coincide con los que no tienen producción y van desde los 150 a los 50 euros por hectárea para las primeras 60 hectáreas. A su juicio, «todo lo que sea mejorar es bueno porque el sector se está convirtiendo poco a poco en un sector importante para el desarrollo económico de la región y debemos seguir potenciando, de tal forma que sea una contribución más para la lucha contra esta lacra que es la despoblación. Sin olvidar que contribuye de forma notable a la captura de CO2 y, por tanto, a frenar el cambio climático».

Como empresaria, Raquel Sanz ve muy positivas las ayudas de la Junta, porque creen que son un «impulso para quienes quieran apostar por la truficultura y para intentar profesionalizar el sector», pero insiste que «no son el salvavidas para compensar la rentabilidad a largo plazo de las plantaciones», de modo que recomienda realizar un estudio de viabilidad antes de meterse en una inversión tan importante. Está convencida de que Castilla y León tiene un gran potencial e invita a mirar a su vecina Aragón, que lleva años trabajando en impulsar el sector.

La asociación ve en la marca de garantía «una fórmula para profesionalizar» el sector

La Asociación Provincial de Truficultores y Recolectores de Soria tiene pendiente una reunión con la Diputación Provincial para retomar las conversaciones sobre el sector y el impulso a la marca de garantía, a la que reitera «total apoyo a su creación», según explica su presidente, José Manuel Pérez. Para Raquel Sanz la Diputación debería tomar la batuta para contribuir a profesionalizar el sector y al mismo tiempo darle más seguridad al consumidor. «Necesitamos un guía en el camino». Cree que al principio pasará como ocurrió con la marca de garantía del Torrezno de Soria, cuando arrancó con tres empresas, pero poco a poco se han ido incorporando el resto. No obstante, insiste en que el mercado es internacional y por ello el trabajo debe ir enfocado como ‘Trufa de España’: «Cada vez se conoce más, pero todavía hay países como Estados Unidos que creen que la trufa sólo procede de Francia o Italia y la realidad es que ahora mismo España es la primera productora, por delante de Francia».

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