Diario de Castilla y León

El desplome del nivel de agua embalsada compromete el riego de la próxima campaña en Castilla y León

La CHD ve un escenario «nada halagüeño» al final del verano y el año hidrológico 2022/2023 comenzará con las reservas «excepcionalmente bajas» / Las Opas demandan la construcción urgente de más pantanos

Foto de archivo de la bajada de la cota de agua del embalse de Ricobayo. - ICAL

Foto de archivo de la bajada de la cota de agua del embalse de Ricobayo. - ICAL

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Santiago G. del Campo
Valladolid

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Expectativas «nada halagüeñas» para los próximos meses respecto a las reservas de agua . Tanto es así que la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) prevé que un verano cálido y seco «no ayudará a que la situación mejore» de cara al fin de la campaña. Es más, «el año hidrológico 2022/2023 va a comenzar con un nivel de reservas excepcionalmente bajo en la mayoría de los sistemas de explotación, lo que supone que, probablemente, las restricciones [de riego] se extiendan más allá del 30 de septiembre a la espera de cómo se producirá el llenado de los embalses durante el otoño e invierno».

Es la desoladora situación de los embalses de la cuenca del Duero, con un nivel diez puntos por debajo de la media de los últimos diez años . La cota se sitúa ahora en el 64,2%, según explicó el organismo gestor en respuesta a este periódico, si bien la situación es muy irregular. En tres de los 18 sistemas a cargo de la CHD se ha declarado la situación excepcional por sequía extraordinaria.

El pasado día 16 de junio la entonces presidenta de la CHD, Cristina Danés, en una de sus últimas decisiones antes de su jubilación, declaró esa situación excepcional por sequía extraordinaria en las Unidades Territoriales de Escasez Támega-Manzanas (provincia de Orense), Tera (provincia de Zamora), Carrión (provincia de Palencia) y Pisuerga (provincias de Palencia, Burgos y Valladolid), a los efectos del Plan Especial de Sequías del Duero.

Algunas medidas preventivas se venían practicando desde el mes de abril, como la reducción de las dotaciones de riego en esas zonas, en especial en Carrión y Pisuerga , de modo que los regantes de los grandes Canales del Estado «ya están sufriendo reducciones en sus asignaciones normales de agua para adaptarse a la disponibilidad de agua en los embalses», detalló la CHD. Otras medidas tomadas han sido la reducción de los volúmenes embalsados a final de la campaña de riegos decididos por la Comisión de Desembalse celebrada en junio.

Restricciones en los riegos particulares, los usos recreativos, riegos de jardines y zonas deportivas o usos industriales son algunas de las medidas que baraja la Confederación, con el objetivo de «racionalizar el uso de las escasas reservas de agua en determinadas zonas» , detalla.

Y es que las reservas globales se encuentran actualmente, con datos a fecha del pasado miércoles, 6 de julio, al 64,2%, un valor que es casi 10 puntos inferior al de la media de los últimos 10 años. La situación es especialmente comprometida en el sistema Pisuerga – Bajo Duero (36,8%), en el sistema Carrión (43,5%) y en el sistema Tuerto (47,1%). La campaña de riego se está desarrollando «con relativa normalidad» en sistemas donde las reservas se encuentran en valores cercanos a los habituales para estas fechas. Sin embargo, la disponibilidad de agua en los sistemas Carrión, Pisuerga – Bajo Duero y Tuerto «es reducida, y el regadío en dichas zonas ha tenido que adaptarse a las circunstancias», explican desde la Confederación.

Las luces de alarma están encendidas desde hace semanas entre los agricultores y ganaderos. L as Organizaciones Profesionales Agrarias (Opas) demandan a la Administración que acometa «con urgencia» un plan de inversiones para incrementar la capacidad de los embalses existentes y para construir otros nuevos.

Así lo ve el presidente de Asaja Castilla y León, Donaciano Dujo: «Castilla y León parte de una situación complicada siempre, porque tiene los pantanos con poca capacidad, una capacidad anual. En otras comunidades tienen pantanos bianuales, y cuando llega un año como este pueden tirar de más reservas», explica. Por ello « es necesario que se invierta en más infraestructuras , cosa que el nuevo Plan Hidrológico de la Cuenca del Duero, que Asaja votó en contra, no contempla, pues no invierte ni un solo euro en embalses en Castilla y León», lamenta.

También considera prioritario modernizar ya las 120.000 hectáreas pendientes , así como «la recarga de los acuíferos 13 y 17 en los inviernos, cuando hay agua de sobra que se va al mar». Demanda que en las épocas en las que haya agua «se aproveche al máximo», puesto que «este año se han cerrado los embalses demasiado tarde, y hemos visto que se estaba marchando». En cuanto a la valoración de la campaña que termina, Dujo la califica de «mala en producción agrícola, mala en pastos y con muchas dificultades en los riegos. Un año malo sin paliativos», concluye.

El coordinador de Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), Jesús Manuel González Palacín, se pregunta dónde estaba al principio de la campaña el agua almacenada que sobró del año pasado, que fue abundante. «¿Por qué se ha soltado ese agua en invierno? ¿Se está priorizando el uso del agua para las eléctricas antes que para otros usos? Nadie nos cuenta nada», lamenta.

Y es que embalses como el de Almendra, de uso exclusivo para generación eléctrica y junto a la frontera con Portugal, se nutre de todo el agua anterior de la cuenca del Duero, «y de todas las regulaciones en invierno se suelta para la generación eléctrica». UCCL demanda que se respete el agua embalsada para uso agrario.

«También tenemos que hacer la reflexión de que esto nos pasa por una política errónea en Castilla y León desde hace 20 o 25 años, pues no se invierte en infraestructuras de almacenaje . No es normal que en cuanto llueve un poco menos los embalses bajen al 30%». Palacín coincide en valorar el año como «malo» en general, «con costes de producción altísimos e incertidumbre para el año que viene. Poner las tierras en marcha nos va a costar entre dos y tres veces más que este año. Si para 100 hectáreas necesitábamos invertir 50.000 euros, el próximo año subirá a 120.000», añade.

La campaña que termina, a juicio del coordinador de UPA Castilla y León, Aurelio González, «es un año de los peores que he conocido yo. Tan malo como el 17» , valora en respuesta a este periódico.

«Sobre todo en el sur y en el oeste de la Comunidad está siendo un año desastroso. Empezamos con sequía terrible en enero y febrero, la lluvia llegó en marzo a tiempo de salvar cultivos, pero el golpe de calor de mayo los dañó a todos, y la última tormenta de esta semana ha venido a llevarse con pedrisco lo que quedaba. Ha estropeado la cebada y parte del trigo», lamenta.

Teniendo en cuenta «los costes disparados», los agricultores van a ir en la próxima campaña «a cultivos que no requieran abonado como las leguminosas, proteaginosas o girasol» , y «habrá que limitar las labores por el disparado precio del gasoil». González remarca que Upa viene reclamando el incremento de la capacidad de embalse: «Parece que la línea de la CHD va por otros derroteros, pero lo que necesitamos es más regulación», afirma. Por eso la Opa reclama a la Junta «dinero no solo para modernización de regadío, sino también para aumentar la capacidad de embalse».

Por su parte el coordinador de Coag Castilla y León, Lorenzo Rivera, explica que desde la Opa ven la situación «con preocupación», porque «en el escenario en que nos encontramos, tan difícil, con una guerra, los efectos de la pandemia, energías disparadas de precios, etcétera, el déficit de agua para nuestros regadíos añade un problema más que reducirá las posibilidades de asegurar unas producciones que estaban garantizadas». 

Rivera lamenta también «una mala cosecha de cereales, con una reducción de hasta el 50% en muchas provincias, y unos regadíos  condicionados por la escasez de agua, por un lado, y por los altos costes energéticos por otro» .  Ahora, «cabe esperar, desgraciadamente, lo peor, puesto que en verano bajarán los niveles de los pantanos a mínimos, y si no tenemos un otoño- invierno con lluvias abundantes arrancaremos el próximo 2023 una campaña también con déficit hídrico, con sequía hidrológica». 

Por ello, demanda también inversiones para incrementar la capacidad de embalsado, y en segundo lugar incrementar el suelo de regadío, pues «el porcentaje de superficie es casi la mitad de la media del país», concluye.

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