«Si no llueve ya, podemos perder hasta el 40% del cereal en Ribera y Arlanza»
A los cada vez más elevados precios de insumos se une una sequía prolongada que puede dar al traste con la cosecha
Mirando al cielo y a unas previsiones meteorológicas que no terminan de dar buenas noticias. Así están los agricultores burgaleses tras un mes de mayo que ha parecido verano y un principio de junio que no trae muchos cambios. El cereal se quema ante la impotencia de todos. «Si no llueve ya, podemos perder hasta el 40% del cereal en Ribera y Arlanza y hasta un 30% en muchas zonas de la provincia de Burgos», advierte la presidenta de la Unión de Campesinos de Burgos, Susana Pardo, visiblemente preocupada porque «el sol lo está quemando todo».
El grano que se salve quedará «menguado», «con poca productividad». «Esto coincide en un año donde los costes de producción – sobre todo abonos, fertilizantes, herbicidas y gasóleos- se han disparado un 400%».
De poco o nada ha servido que suba el precio por la escasez de cereal en Europa, derivado de la guerra de Ucrania y del cierre de fronteras a las exportaciones, que ha aplicado India (principal productor de cereal a nivel mundial) para garantizar el suministro de alimento a su población. «¿De qué sirve que suba el precio, si los insumos han subido muchísimo más? Y encima con la sequía que hay, veremos qué sale de todo esto».
Los agricultores tampoco se han podido beneficiar de la subida del pasado mes de noviembre (la primera en cuarenta años), ya que al no tener dónde guardar el cereal cosechado, la mayoría estaba en manos de almacenistas, que son los que han sacado provecho. «Es como la tormenta perfecta», lamenta sin olvidar otras plantaciones en peligro como el maíz, un cultivo de regadío que necesita mucho nitrógeno. «Como la luz se ha disparado, el encarecimiento está siendo brutal», advierte a sabiendas de que muchos se están decantando por ‘pipas’, que necesitan mucho menos abono. «En el campo estamos acostumbrados a reinventarnos pero esto es tremendo».
cosecha adelantada
Con el panorama actual, la cosecha podría adelantarse. «Si lo normal es empezar a finales de junio- principios de julio, ahora a lo mejor nos tenemos que poner, para recoger lo que haya, a mediados de junio».
La Ribera del Duero es una de las zonas más afectadas. «Como no caiga esta semana, igual ni se cosecha».
La escasez de lluvias y la sequía persistente amenaza al cereal en todas sus versiones: trigo, cebada, avena y centeno. «El ciclo en Burgos es julio pero ya hemos visto lo que ha llovido. En mi pueblo, Mazuelo de Muñó, en mayo cayeron 4 litros de agua en todo el mes y las perspectivas de junio de momento no auguran buenas noticias. Cada vez que se habla de lluvia solo pasan nubles y las precipitaciones que sí se están dando en zonas de norte como Galicia, no llegan, ni siquiera a las zonas del norte de la provincia».
Bajo esta perspectiva, ¿se salva algún cultivo? Según explica esta experta, la pipa, aunque ha nacido un poco irregular en alguna zona, tiene menos costes. También están prosperando las alfalfas de regadío, los forrajes, o la soja, aunque han menguado bastante y habrá también menos cantidad de producción.
reconducir la PAC
Por todo ello, la Unión de Campesinos de Burgos insiste en la importancia de reconducir una PAC que en su nueva etapa sigue sin proteger al agricultor que se dedica al 100% al cultivo de la tierra. «Debería estar enfocada a los que solo dependen de esto, como ocurre en Francia o Alemania, pero la definición de agricultor activo que quieren aprobar definitivamente en septiembre, contempla todas las personas que cumplan uno de estos tres requisitos (el 25% de los ingresos agrarios, pagar la seguridad social agraria o tener ingresos de la agricultura por valor de 5.000 euros). «Lo que nosotros pedimos es que se tengan que cumplir dos requisitos como mínimo: tener al menos el 25% de ingresos agrarios, sin contar con la PAC, y pagar la cuota de seguridad agraria», defiende al recordar que en la actualidad hay más receptores de la PAC y pagadores de Seguridad Social Agraria.
Susana Pardo ve el futuro complicado. «Cuando un negocio no es rentable, la gente no lo quiere. Por ahora nos salvamos porque al tener pensiones muy bajas, los agricultores, la mayoría mayores, están aguantando, pero si no heredas, es muy difícil que nadie monte un negocio porque es carísimo. Podemos hablar de 500.000- 800.000 euros para luego no tener la rentabilidad asegurada», concluye.