Casi el 40% de los 183 municipios sorianos no contempla ningún alumbramiento desde 2011
En 1975 se registraron 1.140 bebés frente a los 548 de 2021 / Es la provincia con menos nacimientos de España
Escuchar el llanto de un bebé cada vez es más complicado en la provincia de Soria donde cada año la curva de la natalidad experimenta una caída en un descenso que parece no tener freno. Así ocurre en 73 de los 183 municipios sorianos (39,8%) donde no se registra un nacimiento al menos desde 2011. La cifra aumenta considerablemente al observar únicamente los datos de 2020 hasta alcanzar los 133 municipios (72%) dejando constancia que la tendencia es a la baja. Unos números tan reales como el claro envejecimiento de la población que sufre este territorio y donde las alarmas llevan encendidas mucho tiempo. No en vano, en 2010 la provincia contabilizó 748 nacimientos mientras que en 2021 (dato acumulado) fueron 548 lo que representa un descenso superior al 26% siendo la provincia de España con menos nacimientos el año pasado.
Pero los datos son aún más sangrantes al echar la vista atrás y compararlos con 1975 y 1980 cuando en la provincia se superaba el millar de nacimientos. Así, hace casi 50 años, en 1975 se contabilizaron 1.140 alumbramientos y cinco años después fueron 1.010 los bebés nacidos en la provincia. Es decir, en menos de medio siglo, los nacimientos en Soria se han reducido más de la mitad.
En Calatañazor (con 48 vecinos censados) hay que remontarse hasta 2008, 13 años atrás, para encontrar un alumbramiento en las estadísticas del INE. Su alcalde, Alfredo Pérez, se acuerda de este acontecimiento. «Ese niño es Martín, pero ahora va al instituto a Soria y aunque suelen venir al pueblo los fines de semana, entre semana la familia vive en Soria», apunta. Antes que Martín, en 2006 se registró otro nacimiento. En total, dos niños en los últimos 15 años . Un dato descorazonador para cualquier edil pero un escenario que, por desgracia, se repite sin remedio en la geografía provincial y regional. «Al final se nos llena la boca con que hay que mirar al medio rural, hay que animar a la gente a venir a vivir a los pueblos y, después, la realidad es que no hay servicios.
No hay médico, faltan facultativos en la provincia así que el médico ni está ni se le espera; las telecomunicaciones funcionan de aquellas maneras; las infraestructuras que tenemos dejan mucho que desear... Es complicado apostar por los pueblos a pesar de que hay gente a la que sus empresas sí les dan la posibilidad de poder teletrabajar y podrían asentarse en el medio rural», subraya Pérez que continúa: «Sin embargo, con los medios y los servicios disponibles ahora mismo, es imposible». Por otra parte, añade el regidor, «el tema emprendedor está muy parado ahora mismo y la agricultura y ganadería, que sí tendrían cobertura en esta tierra y podrían ser una opción de futuro, son trabajos que requieren de esfuerzo económico importante».
Calatañazor, con sus calles empedradas, su castillo o su sabinar, es un punto turístico innegable de la geografía soriana. Sin embargo, las risas de los niños o los timbres de sus bicicletas únicamente se escuchan en temporadas estivales o durante los fines de semana. No en vano, destaca su alcalde con medio siglo a la espalda y que lleva más de 12 años como regidor, «en invierno no viven más de 20 personas y ya son gente mayor». Y añade: «Todos echamos de menos las típicas trastadas de los chavales, poder decir, por ejemplo, ‘ya me han roto un cristal del Ayuntamiento’». Y es que «los niños, los chavales, dan ese toque de energía necesario para todos y es una pena que hace mucho que en Calatañazor se ha perdido» y es complicado, en vista de los números que arrojan las estadísticas, que vuelva a recuperarse.
Esta tendencia negativa se repite en otros 72 municipios sorianos que, junto a Calatañazor, no han registrado ningún alumbramiento (tomando como base el lugar de residencia de la madre ya que, evidentemente, ahora los partos suelen llevarse a cabo en los centros sanitarios y no en los domicilios, como sí ocurría hace años).
Tomando como base únicamente la capital , los datos tampoco son más esperanzadores puesto que la curva dibujada también es negativa. En 2020, en plena pandemia, vinieron al mundo 320 bebés, seis menos que en 2019 cuando los alumbramientos registrados fueron 326. Según se retrocede en el calendario la curva asciende ya que en 2018 fueron 333 los nacimientos contabilizados en la capital que, sin embargo, bajaron hasta los 326 en 2017, un pequeño espejismo ya que en 2016 el número se incrementó hasta los 332 partos subiendo considerablemente en 2015 hasta los 371 alumbramientos. Sin embargo, hay que retroceder hasta 2009 para cambiar de centena al registrar ese año los 424 nacimientos en la capital.
Estos datos representan que más de la mitad de los bebés nacen en la capital ya que en 2020 de los 591 alumbramientos registrados a nivel provincial, 320 fueron en la capital.
En lo que se refiere a la provincia, el comportamiento es igual al resto de la región con cifras descendentes a medida que se avanza en el calendario. En 2021 se registraron 548 mientras que en 2020 fueron 591 lo que representa una caída en la natalidad provincial del 7,27%. Un porcentaje que va aumentando según el calendario retrocede. Así, hace una década, en 2011 se produjeron 707 alumbramientos, es decir, en diez años se ha producido un descenso del 22,49%. La cifra sigue incrementándose al echar la vista más atrás ya que hace 40 años, en 1981, la provincia registró 998 nacimientos lo que supone una diferencia del 45% respecto a 2021.
De forma proporcional al descenso en el número de partos, se ha incrementado la edad media de las mujeres al tener su primer hijo que si en 1975 era de 26,70 años en 2020 la edad supera los 31 años y medio al ser con 31,69 años de media cuando las sorianas dan la bienvenida a su primer hijo aumentando en prácticamente cinco años la edad. Respecto al segundo hijo, en 1975 la edad media de las mujeres era de 29,62 años subiendo este número en 2020 hasta los 34,36 años.
Trasladando las cifras sorianas al panorama regional lo cierto es que el escenario es bastante lamentable ya que únicamente 548 de los 12.970 bebés nacidos en 2021 lo hicieron en territorio soriano, lo que representa el 4,22% del total. Al retroceder en el calendario hasta 1975, la cifra cae un punto ya que los 1.140 bebés nacidos en la provincia al inicio de la democracia representan el 3,11% del total regional (36.661) dejando constancia del peso relativo en términos demográficos de Soria dentro de Castilla y León.
Los datos extraídos del Instituto Nacional de Estadística son una bofetada de realidad demográfica que colocan a Soria en una situación delicada aunque no a la cola si de tasas de natalidad hablamos ya que mientras en España esta tasa (número de nacimientos por cada mil habitantes en un año) fue en 2020 del 7,19, en la provincia soriana fue del 6,61 por mil, la más alta de todas las provincias de la Comunidad (Ávila, 5,60; Burgos, 6,10; León, 4,98; Palencia, 5,89; Salamanca, 5,49; Segovia, 6,18; Valladolid, 6,25 y Zamora, 4,64). Un dato que da por completo la vuelta al viajar en el calendario hasta 1975 cuando Soria registraba la tasa más baja de toda la región marcando un 10,35 por mil, muy lejos de Valladolid, por ejemplo, que entonces registraba una tasa del 18,55.
Por último, en 2020, la tasa de fecundidad en Soria se sitúa en los 32 años con 121,05 nacidos por cada 1.000 mujeres fértiles situándose la media en España entre los 30 y 34 años de edad, con 86 nacidos por cada mil mujeres fértiles.