La desvergüenza de las Cortes de Castilla y León que no se detiene

El presidente de las Cortes, Carlos Pollán, preside la comisión de seguimiento del convenio con la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC).
LA VERGONZOSA situación de las Cortes de Castilla y León no cesa. Y para disimular sus vergüenzas, especialmente su falta de actividad, los parlamentarios llevan ya mes y pico de vacaciones, pese a cobrar sueldos de cien mil euros y sobresueldos de 40.000 limpios de polvo y paja y compatibles con sus trabajos de funcionarios o en la empresa privada, usan las técnicas de La liga de las sombras, la sociedad secreta que aparece en la espléndida trilogía de Batman de Christopher Nolan: la teatralidad y el engaño. Pero es que además se afanan en tirar el dinero, mientras le urgen a la Junta el ingreso doce millones para gastos de dos trimestres, a razón de dos millones de euros al mes para un chiringuito político que lleva sin actividad desde finales de junio y que volverá a ella a mediados de septiembre. Y esto es así porque lo quieren todos los grupos. No pasa en ninguna otra institución. La Junta, por ejemplo, deja de celebrar consejos de gobierno dos semanas en agosto. Los ayuntamientos y diputaciones mantienen actividad con comisiones y sesiones plenarias. El Congreso o el Senado han tenido plenos y comparecencias en julio, con gran intensidad. Las Cortes de Castilla y León es la única institución paralizada durante dos meses y medio en verano. Y les urge el dinero. ¿Para qué? Para tirarlo en estupideces como esa en la que está empeñada la Fundación, que es otro saco sin fondo de actividades inútiles. Se han inventado lo del patrimonio de Castilla y León en la diáspora. No se habrá enterado nadie que sobre el asunto hay un complejo y completo trabajo de hace tres décadas de nada menos que el consejero de Cultura, Turismo y Deporte, el investigador Gonzalo Santonja. Se titula Museo de Niebla. Seguramente deberían empezar por preocuparse en reeditar esa magna obra hoy agotada. En vez de dedicarse a plagiar el trabajo de otros y repetirlo como si fuera algo original. O lo de la jornada de la Dieta castellana y leonesa, que ayer se atrevieron a presentar en complicidad con la Universidad Europea Miguel de Cervantes. Todo esto parece una broma de mal gusto, de no ser porque lo que está en serio deterioro es el lugar en el que debería residir la soberanía de Castilla y León, pero lo único que aloja es desidia, desgana y desdén por los intereses de los ciudadanos.
Son tan osados que van más allá de La liga de las sombras: teatralidad, engaño y derroche. Y se atreven a urgir doce millones por dos trimestres, mientras la institución está paralizada pero sigue siendo un sumidero de millones. Lo de las Cortes es la vergüenza que no cesa. Pero en unos meses saldrán a pedir su voto para seguir apoltronados otros cuatro años más.