El PSOE de Segovia, una reflexión

Como decía el otro día en privado un alto cargo socialista, José Luis Aveces y sus acólitos tienen reducido el partido a la mínima expresión. Pues aun así son capaces de organizarse una crisis entre cuatro y el del tambor en vísperas del congreso provincial que aupó a los infiernos al insigne diputado. Gobiernan la nada en Segovia, después de haber sido vapuleados en las urnas con saña y crueldad. Pero están felices, porque en eso consiste el modelo Tudanca, que ha dejado en herencia a Carlos Martínez: cuantos menos seamos, a más tocamos. Consiste en ser cuatro en el PSOE para repartirse los cuatro cargos del destierro electoral. Ahora ya son menos, una vez que dos de los más fieles colaboradores de Aveces (hace el ridículo y aveces también) hayan dejado la disciplina socialista, convirtiendo el grupo de la Diputación en un reducto. No hay que olvidar que Aveces era uno de los fieles del núcleo de Tudanca, palanganero fiel, que por un lado filtraba informaciones a medios y luego arremetía contra esos medios en los akelarres orgánicos que organizaba el senador en ciernes para insuflarse autoestima. El de Segovia es el más fiel modelo de partido que quería el ex portavoz parlamentario en ciernes. Modelo replicado a la perfección en Zamora y en Ávila. No hay más deseo que procurar la ruina para que nadie saque la cabeza. Hubo uno, el de Toro, que ganó las elecciones y se lo pulieron en la trituradora de Santos Cerdán. Que todo cambie para que todo siga igual. Cambiar es rotar entre cargos entre los mismos. Y seguir igual es que sigan los mismos pero con distinto cargo. Esa es la ruina del PSOE. Lo de los 40 años del PP en la Junta es sólo una consecuencia. La consecuencia de la democracia. Las urnas no se equivocan. Dejen de despreciarlas. No estaría de más que siendo las fechas que son, el PSOE mirara a sus adentros en busca de la culpa que se le atribuye a los electores. O pueden seguir igual, pidiendo escaleras para subir a su madero.