Las Cortes CyL de las maravillas

Carlos Pollán
HAGAN LA PRUEBA. Junten a José Luis Cuerda y Valle-Inclán y el guión que salga pásenlo por la Turmix de Gila y no alcanzará el ilustrado desbarajuste que reina en las Cortes de Castilla y Pollán, donde ya la gente no sabe ni lo que vota ni el presidente de la cámara sabe lo que describe. Y todo esto por la humilde cantidad de más de cien mil euros de nómina al año, coche oficial y seguro del vehículo particular aparte, del que gozan algunos de los inquilinos de las Cortes de las Maravillas, esas en las que residen, no la soberanía del pueblo, pero sí la desidia de los políticos. Desidia por trabajar, que para embolsarse billetes andan bien lustrados, aunque no ilustrados. El esperpento de la votación de la terna de magistrados al TSJ va a ser difícil de superar. Pero estamos convencidos que sus señorías, con la inestimable ayuda del comandante del chiringuito, lo van a intentar. Son unos irredentos a la hora de hacer el ridículo. Cierto es que sólo había una terna a la que votar porque sólo el PP a presentó. El resto lo de trabajar lo lleva regular. Tudanca, mal, muy mal, lo lleva. Aunque es de suponer que los magistrados pensarían que cualquiera va con esta tropa a ninguna parte. A la terna de magistrados salida de la votación del esperpento no les queda más remedio que renunciar al mérito para sacudirse semejante desatino, a no ser que carezcan de la dignidad que ya no se les supone a los inquilinos del mausoleo nacarado. Una tropa de patéticos que se embolsaron otra billetada antes de largarse 40 días de vacaciones navideñas. Los ciudadanos no se merecen tanto desdén como le reportan estas Cortes que les cuestan, a los ciudadanos, 25 millones al año, entre alicatados, BMWs, kilometrajes, seguros a todo riesgo de coches particulares u otras múltiples formas de despilfarrar. Ya lo dice el refrán: No hay día sin pan ni cachondeo (parlamentario) sin Pollán. Que se pronuncie el mayor de los letrados sobre la escena del hemiciclo, no sobre la teórica.