El PP se encomienda a Tellado

LO CIERTO ES que Tellado, el alter ego de Feijóo en el Congreso y en todo lo que se menea, no debería emplear una crueldad intolerable con sus diputados, aunque éstas sean de León y se piensen que pronuncian muy bien desde el escaño de la Cámara Baja. Lo cierto es que Tellado debería emplearse con la prudencia de Rueda, Alfonso, en vez de con el vigor raudo de Baltar, Manuel, aquel presidente de la Diputación de Orense, al que la Guardia Civil cazó probando el túnel del viento de la A-52 en Zamora, camino de Madrid. Tellado es más de Santiago, y cierra España, que de Santa Teresa, la paciencia todo lo alcanza. Y así le va al PP. Lo único que debería percutir es dejar obrar a Ábalos, José Luis, que llega en su coche sin secretaria. Lo cierto es que no se sabe que legisla una secretaria en el coche de Ábalos. Por mucha rienda suelta que cada uno dé a su imaginación. Las secretarias son para el despacho, no para el vehículo, aunque sea de cambio manual, en vez de levas. Pero Tellado está empeñado en arrojarse contra el acantilado cada vez que una tormenta azota al precio de Sánchez. Y lanza contra las olas de Puente, Oscar, a la rocosas parlamentaria leonesa Muñoz, Ester. El soberano vapuleo que recibió ayer en el plenario es de los que hacen época. Pudo discernir entre lo que era una pregunta y un acuse de recibo, con Puente en plan castigador, letanía en boca, dándole como un poseso al tiempo que aliviaba a su mentor de Koldo y Ábalos. El PP ha entrado en una dinámica tan torpe que no es consciente que llegado Koldo, sólo hay que dejar obrar a Ábalos, Armengol, mediante. Es lo que se llama marcar los tiempos. Y en Génova anda destemplados y con la hora punta. Ese ritmo lo entendió como nadie Aznar, en su caminar a Moncloa. Pero Aznar ya no es nadie. Sin embargo, otro que sabe de tiempos y, como pocos, es Mañueco. Pero el PP se ha encomendado a Tellado, que es su pastor, nada le falta