Diario de Castilla y León

EDITORIAL

Cuando la improvisación y la ocurrencia son estrategia sanitaria

Mónica García, ministra de Sanidad. E.M.

Mónica García, ministra de Sanidad. E.M.

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HAY POCAS COSAS tan aberrantes como comprobar que la improvisación, cuando no las ocurrencias, dominan la estrategia política. Y si esto sucede en la sanidad el asunto se agrava porque se está jugando, no con hormigón o asfalto, sino con la salud y la viabilidad vital de los contribuyentes que sustentan con sus impuestos el sistema y los sueldos políticos de los políticos. 

Ocurrencia, con grandes dosis de improvisación, es lo que ha perpetrado la nueva y ególatra ministra de Sanidad, Mónica García, ansiosa por seguir siendo noticia, ahora que deja de serlo, con su orden de obligatoriedad de las mascarillas. Ocurrencia, porque ya debió adoptarlo cuando llegó al cargo, con previsión. Nunca es tarde si la dicha es buena. Pero es que en este caso ni la dicha es buena. Es de tal calibre la ocurrencia que la medida es posible que decaiga en muchas comunidades, como Castilla y León, una semana después de entrar en vigor. Porque lo único que ha hecho la de Sumar es imponer la medida sin consenso ni diálogo, pero también sin criterios. Sólo dos semanas de bajada de los casos, sin rangos ni estrategias. Si Castilla y León registra un caso menos que la pasada semana, ya serán dos, y por tanto puede retirar la obligatoriedad. Absurdo. Como la absurda Mónica García. Se va a dar el caso que comunidades con mucha más incidencia en la gripe y el covid que otras no tengan la obligatoriedad de las mascarillas. Absurdo. Algo tendrá que decir el PSOE de Castilla y León, con Luis Tudanca a la cabeza, que tan raudo salió a defender lo indefendible por el mero hecho de atacar al gobierno de Castilla y León. Una obsesión también absurda.

Como igual de improvisada fue la estrategia de montar un maratón vacunal el pasado sábado, anunciándolo con menos de 24 horas de antelación. Maratón que lejos de elogiar el rigor y la estrategia de la Dirección de Salud Pública de la Junta, a cuyo frente está Sonia Tamames, la pone en evidencia. Estos maratones, con previsión y tiempo. En octubre y en noviembre, cuando se veía que el ritmo vacunal no era el esperado. No a la carrera, en pleno rigor de contagios y con las urgencias y los hospitales desbordados para evidenciar que se hace algo. Porque se hace lo que se debió hacer hace tiempo. Y además se hace a destiempo y sin planificación suficiente para los pacientes. Los datos son irrefutables. Por no señalar que el mundo rural ha quedado al margen de este maratón vacunal organizado en las urbes. Los de los pueblos, que arreen. ¡Cuánto despropósito por falta de sentido común, trabajo y planificación!

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