Diario de Castilla y León

EDITORIAL

Valladolid ruge en el gobierno de Sánchez sin equilibrios territoriales

Óscar Puente y Ana Redondo en su etapa en el Ayuntamiento de Valladolid. ICAL

Óscar Puente y Ana Redondo en su etapa en el Ayuntamiento de Valladolid. ICAL

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No se ha andado con miramiento territoriales ni con contemplaciones orgánicas Pedro Sánchez, imprevisible como es él en la confección de sus gabinetes, a la hora de dar cabida a Castilla y León en su tercer gobierno. Dos ministros de Valladolid. Dos ministros de la misma provincia. Dos ministros de la misma ciudad. Dos ministros de la misma agrupación. Dos ministros del mismo grupo de concejales, el uno y la dos de los últimos ocho años de gobierno municipal socialista. Sin complejos. Sánchez ha puesto a los ministros que quería sin atender a sugerencias ni equilibrios. Ha puesto a su amigo Óscar Puente, con quien ha dialogado mucho este largo verano hasta la confección del ejecutivo. Y ha puesto a Ana Redondo, a quien ya ofreció en dos ocasiones formar parte de sus ejecutivos anteriores, al frente de Cultura.

Castilla y León tiene peso como nunca en el gobierno central. Pero lo tiene a través de Valladolid y eso es algo que va a chirriar en el siempre complicado equilibrio interprovincial. Una evidencia de que la dirección regional no ha pintado mucho, por no decir nada, en los nombramientos. Todo para Valladolid, sin contar con Castilla y León, así se ha interpretado en el seno de las federaciones provinciales. Es lo que viene a ser un claro ejercicio de desequilibrio orgánico en el seno del PSOE de Tudanca. Pero nadie va a decir ni esta boca es mía. 

El peso de Castilla y León en el gobierno tiene que notarse, más allá de las vanidades orgánicas, en la acción del ejecutivo. A Puente le ha tocado el gordo ministerial. El departamento más inversor, en una época en la que hay dinero y fondos europeos. Hay dinero para invertir. Y un desarrollo de la nueva movilidad en ciernes. Castilla y León tiene una notable lista de proyectos empantanados, muchos de ellos con epicentro en Valladolid, por la desidia de la anterior inquilina del departamento, la necia Raquel Sánchez. Esa es  la primera tarea de Puente. Activar los mecanismos para que la maquinaria empiece a rugir y acabar de una vez los dos tramos de Autovía del Duero en Valladolid, que lleva cuatro años en obras y sin fecha de fin. Sacar del sueño la León-Valladolid o empezar a hilar un proyecto que él mismo rescató, la U de Olmedo que conectará Galicia con el norte y noreste ferroviario, asumiendo parte del tráfico de Madrid. También el soterramiento de su ciudad. Ana Redondo tiene el reto de convertir Igualdad en un Ministerio, que ha sido un pozo de repugnantes escándalos, como el de indultar y liberar violadores, con su antecesora, la finiquitada Irene Montero. Redondo se rige por la seriedad, el trabajo y el respeto institucional, lo cual ya es un avance enorme.

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