Diario de Castilla y León
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No se trata de meter en un lío a su Majestad pero no podemos olvidar que entre las obligaciones de la Corona está la de salvaguardar la Constitución, cumplirla y. además, hacerla cumplir. La Constitución española, no obstante, otorga a la Corona una serie de facultades muy genéricas y poco definidas que podrían englobarse en tres categorías de funciones. La función moderadora, vinculada al normal funcionamiento de las principales Instituciones del Estado; la función arbitral, en relación al proceso de nombramiento del Presidente del Gobierno por parte del Parlamento; y la función simbólica-representativa como máximo representante de España en el exterior.

Es cierto que estas funciones constitucionales, en la medida que exigen para su ejercicio el refrendo por parte de la Presidencia del Gobierno o del Congreso, quedan reducidas a la mínima expresión en cuanto a la capacidad política y de decisión del Jefe del Estado. Sin embargo, es precisamente en esa condición de Jefe del Estado y en el ejercicio de sus funciones simbólico-representativas, en donde puede encontrarse cierto margen para defender el orden constitucional y el valor de la Corona como símbolo de la unidad del Estado. Al menos, desde el punto de vista del relato resulta difícil de entender que el Jefe del Estado asuma que el Estado del cual es Jefe ejerce acciones de represión política antidemocrática hacia alguno de sus territorios. O que uno de los poderes del Estado del cual es Jefe, como es el poder judicial, actúa de forma ilegítima con criterios de persecución política

Aunque el margen de maniobra es mínimo va a ser cada vez más difícil mantener el silencio del Rey, especialmente en los próximos días en los que tendrá que nombrar Presidente a quien lo va a ser, gracias al apoyo de los grupos que quieren acabar con el régimen constitucional de la Monarquía Parlamentaria y pretenden acabar con la unidad del Estado que el Monarca simboliza. Sin duda se trata de un papelón que será complicado representar en silencio. Para empezar, quizá debió forzarse que, al menos, esos grupos que van a servir de apoyo al próximo Presidente, pasaran por la Zarzuela de uno en uno para corroborar el necesario apoyo para designar candidato, en lugar de ignorar y tener que aguantar el desprecio de su ausencia.

Ahora va a ser muy difícil conseguir la cuadratura del círculo de tratar de hacer compatible el preceptivo silencio del Rey con la utilidad de la Corona como Jefatura del Estado y símbolo de la unidad de España.

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