Diario de Castilla y León

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ESTE 12 de octubre, día de la fiesta nacional y festifivad de la Virgen del Pilar, cumple 20 años mi queridísima hija mayor de la que no puedo estar más orgulloso. Pensando en esa cifra redonda con la que se cambia de década y los más jóvenes empiezan a pensar que no lo son tanto me dio por pensar en qué ha cambiado nuestra tierra en estas dos décadas. No puedo decir que hayan sido el periodo de mayor avance en nuestra historia, pero ciertamente se han producido novedades muy significativas. Sobre todo en la conclusión de proyectos, que ya sabemos que en estas tierras el periodo de ejecución se mide más por décadas que por años. En el lado contrario, la paralización se ha enquistado en infraestructuras como las autovías del Camino de Santiago entre Logroño y Burgos o la del Duero, entre Valladolid, Aranda de Duero y Soria. En la ciudad de Burgos cabe resaltar como uno de los logros a lo largo de los pasados 20 años nuestro complejo de la Evolución Humana, que pasó de la pluma del arquitecto Juan Navarro Baldeweg a convertirse en el epicentro de la investigación y difusión científica asociada a la evolución, a ser el principal escaparate de los yacimientos de Atapuerca y el nuestro gran centro de convenciones y auditorio. Tenemos también la nueva estación de tren a la que por fin llega el AVE, pero por el camino se nos ha caído el aeropuerto, que ahora se emplea para aviación ejecutiva y cursos de piloto. Gozamos del un extraordinario nuevo hospital con grandes profesionales al que nunca ha avandonado la polémica, sea por su modelo de concesión de obra pública o por sus largas listas de espera. En Aranda, en cambio, siguen con su viejo hospital a la espera de que comiencen las obras del nuevo, que esperemos que se concluya. No cómo el centro de salud del Silo en el burgalés barrio de Gamonal que es una reivindicación historica torpedeada por la crisis y la ineficiencia administrativa. Nos falta también la autovía de Aguilar pero podemos viajar a León por la A-231, a la que le va haciendo falta un buen repaso. Perdimos Garoña a manos del radicalismo ideológico y ecológico y aún no hemos sido capaces de llenar el embalse de Castrovido. Eso sí, somos potencia estatal en energía eólica y ahora queremos ser pioneros y líderes en el hidrógeno verde. Han florecido dos universidades y el deporte ha dado grandes alegrías. Quizá haya que ser optimista y valorar lo conseguido en vez de llorar por aquello que se nos niega o quizá es que hoy prefiera ser más condescendiente porque estoy de celebración familiar. Pero lo que no se va a consentir es que dentro de otros diez años sigamos clamando por el tren directo, la autovía del Duero, el parque tecnológico o el museo de Burgos. Tic, tac.

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