Diario de Castilla y León
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, imagen de archivo. -E.PRESS

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, imagen de archivo. -E.PRESS

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EL GOBIERNO descentralizador de Sánchez, con su ministro descentralizador, José Luis Escrivá Belmonte, como el insigne torero, se puso a repartir centros de refugiados y a Castilla y León le tocaron dos al menos en la primera tacada. Son gente generosa. Una generosidad incomprendida, porque ni los vecinos de Valladolid ni los de Soria parecen dispuestos a asimilar tanta generosidad descentralizadora. Ingratos. No como los de Sevilla, que han asumido piadosamente que les hayan endosado la Agencia Espacial por la que litigaba León. Un alivio para los de León. Igual con suerte les cae un centro de refugiados, fruto de la generosidad de Escrivá Belmonte, que antes impartía doctrina teórica desde la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), una especie de chiringuito ordenado por Bruselas para dar consejos que no asume ni el que la presidió. Antes el Escrivá este repartía plegarias y ahora despacha centros de refugiados a diestro y siniestro. Para que luego digan que el gobierno en funciones y en ejercicio sólo se ocupa de las infraestructuras, trenes y soterramientos de Cataluña. Venga a repartir centros de refugiados por Castilla y León. Pero sólo el continente. Luego vendrá el contenido. Que son de generosidad repetida. Esas instalaciones te las despachan sin pedirlas. Así que atentos todos, que puede caer una en cualquier ciudad de la comunidad en cuanto Escrivá esté nuevamente disponible. Monte La Reina, esa cura demográfica para Zamora en forma de batallón, se resiste. Siempre se puede sustituir por un centro de refugiados, que no se sabe cuál es el motivo de que no lo quieran los vecinos de los barrios donde se proyectan. Habría que preguntarles, Escrivá Belmonte, antes de derramarte en generosidad con Castilla y León, ¡campeón!

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