Diario de Castilla y León

Félix Villalba

El miedo a los guardias civiles virtuales

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LA Guardia Civil es la que se encarga de la seguridad de los ciudadanos que viven en el mundo rural y, por tanto, son de su competencia todos los territorios de la denominada como España vaciada, aquellos lugares donde van perdiendo con claridad frente al reto demográfico. Soria es el epicentro de la despoblación y la labor de la Guardia Civil es muy apreciada en los pueblos y sus agentes tienen el mérito de ser capaces de llegar hasta el último rincón.

La pandemia fue ejemplo de ello y se pudo ver a guardias civiles sorianos, por ejemplo, llegando a comprobar periódicamente la situación del único vecino de Fuentes de Ágreda. Evidentemente, la despoblación y la dispersión geográfica complican más la labor de los agentes, sobre todo teniendo en cuenta que los recursos son siempre escasos. En Soria, los sindicatos del cuerpo se quejan siempre de la falta de agentes. Afirman que se necesitarían entre 80 y 100 más para dar servicio a la provincia. Así que ante el reciente anuncio de la puesta en marcha de un proyecto piloto para el despliegue de agentes virtuales, se han puesto a temblar. Que se vayan a crear máquinas dotadas de inteligencia artificial con avatares de guardias civiles genera miedo, pero no a las máquinas, sino a los gestores, no vaya a ser que se les ocurra sustituir a los agentes con ellas en la España de la despoblación.

De momento, se han encargado diez aparatos, de los que se instalarán 9, todavía no se sabe en qué lugares de España, y el décimo se dejará para llevar a ferias y eventos. La idea en sí no es mala, ya que algunas gestiones de trámite se podrán realizar en esos postes informativos y, si el desarrollo informático es bueno, facilitará el acceso a aquellos que tengan más dificultades para el manejo de las tecnologías de la información a través del ordenador o del teléfono móvil. En cualquier caso, habrá que ver cómo funciona esa inteligencia artificial en lugares donde no hay cobertura de telefonía móvil y no llega la banda ancha.

Con cobertura o sin ella, lo que no podrán hacer las máquinas es proteger a las personas y sus bienes ni descubrir delitos. Bienvenida sea la iniciativa siempre y cuando se centre en facilitar el acceso a la Guardia Civil y evitar desplazamientos, pero no si lo que se busca es reducir el número de efectivos de la Benemérita en las zonas con menor número de habitantes. La inteligencia artificial seguramente no le hubiera servido al vecino de Fuentes de Ágreda como sustitución de la visita de los agentes de la Guardia Civil o de la Policía Local de Ágreda, cabecera del municipio, que también iban a visitarle. En los lugares donde hay poquitos habitantes el sentimiento de olvido también aflora en ocasiones y que la pareja de la Guardia Cil pase de vez en cuando a dar una vuelta por el pueblo reconforta. El guardia civil virtual seguramente no.

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