Diario de Castilla y León

EDITORIAL

Cargarse el puente de diciembre, el puente de España y los españoles

Una joven lleva su maleta en un aeropuerto.- E.M.

Una joven lleva su maleta en un aeropuerto.- E.M.

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A LA VISTA de lo que ha sugerido el siempre prudente portavoz de la Junta, Carlos Fernández Carriedo, es de suponer que los máximos dirigente de los dos partidos que gobiernan en coalición, Alfonso Fernández Mañueco (PP) y Juan García Gallardo, aplicarán sensatez y sentido común para abortar la propuesta de la Consejería de Industria, Comercio y Empleo de cargarse el puente de diciembre para dar gusto ideológico a no se sabe quién y llevar el festivo del 8 de diciembre al 25 de julio. Mantener semejante aberración y atropello sería propio más de un gobierno Frankenstein que de un gabinete en sus cabales. Fundamentalmente porque es un atentando contra las familias españolas de Castilla y León, un ataque contra las personas de Castilla y León, que son quienes contrataron ambos partidos cuando acudieron a las urnas.

En cualquier caso, empieza a ser un tanto insoportable esta levedad en el proceder que emana siempre del mismo departamento y que sólo sirve para alterar la serenidad de los ciudadanos. Porque esto no tiene nada que ver con los enfrentamientos y encontronazos con los agentes sociales. Cercenar el puente de diciembre, el puente de España y de todos los españoles por antonomasia, el de la Constitución y la Inmaculada, es una agresión a la gente y su vida. Especialmente en un año, como el próximo, que es al que corresponde la propuesta, en el que el puente festivo más importante del año para todos los españoles es un puente perfecto. Dos festivos, uno antes y otro después del fin de semana. A cambio, colocar el festivo el jueves 25 de julio en medio de las vacaciones de media Castilla y León. Un sinsentido se mire por donde se mire. De culminar la pretensión, que no será así seguramente, los de Castilla y León serían los únicos españoles privados del puente festivo más importante del año para el conjunto del país. Puro desdén a la gente sería. Y todo por un capricho ideológico de vaya usted a saber quién. Ideología de calendario. Fundamentalismo onomástico. Otra charlotada insoportable. Alguien debería poner coto de una vez por todas a determinadas paranoias que emanan de esa consejería, que evidencian que hay dirigentes que viven en una realidad paralela o en su metaverso obsesivo. El respaldo de CEOE Castilla y León a este esperpento no tiene más explicación que el de quienes tampoco pisan tierra. Especialmente cuando los datos del comercio minorista registran un hundimiento sin precedentes, a la cola del país. Así se hunde el comercio y el consumo, con imaginaciones ideológicas de que la vida cotidiana de la gente se puede convertir en batalla cultural. Es lo nuestro, lo de la gente, y cuidaremos de ello contra fundamentalismos.

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