Diario de Castilla y León

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DE LO QUE NO CABE duda, vistos los resultados electorales del domingo, es que Txapote ha votado por Sánchez y Sánchez por Txapote. Dúo de amigos íntimos al mejor postor. Así que no pocos -menos en Castilla y León, lo que está a la vista con una absoluta contundencia-, se han quedado a dos velas. Rectifico, pues quiero decir que nos hemos quedado muchos, yo también, a la luna de Valencia. O como dicen en mi pueblo, por seguir con el casticismo que sirve para todo menos para gobernar una nación tan ingobernable e imposible como España: con las verdades de Perogrullo que a la mano cerrada llamaba puño.

Así que muy poco puedo añadir en esta brevería pos electoral. Nos iremos al guano con la papeleta pastelera del señor D’Hondt en los dientes o donde respetuosamente nos quepa. Los resultados inmediatos -poco antes de la emigración del mes de agosto como si viviéramos en directo una aventura alucinante del Massai Mara- no se han hecho esperar: se reedita en toda su pureza y crudeza, y más redivivo, coleante, refrigerante y cosquilleante que nunca, un Frankenstein chulísimo y más guapo que la puñeta.

El Diario de Valladolid nos lo recordaba aquí el jueves pasado en primerísima página: el célebre violador que en 1999, llenó de espanto Valladolid y alrededores, tras ser liberado, ha vuelto a reincidir haciendo de las suyas. El quid está en la palabra reincidir de tan nefasta raigambre frankensteiniana. O sea, que en menos que canta un gallo, y en cuanto acabe agosto, volveremos al dar y al tomar de las leyes sanchistas. Pero este pavo que suscribe, y más viejo y pellejo que nunca, seguirá con sus contradicciones, y señalando los dardos que en los sembrados, señores, siguen haciéndose con un arado romano.

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