Diario de Castilla y León

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LA JORNADA electoral estival de este domingo deja dos perdedores, la demoscopia y el populismo, y alumbra a un claro ganador, el bipartidismo. Deja también un anomalía democrática que se está enquistando y que no es otra que el separatismo acérrimo. Volveremos a sentir cómo condiona la vida política estatal si es que se confirma un nuevo pacto frankestein y no tenemos que volver a las urnas en diciembre. Pero todo apunta que de nuevo los que pretenden romper España van a contar con todas las facilidades para saquear nuestra bolsa común, de la que difícilmente saldrán los dineros para nuestro necesitado medio rural. Nuestros pueblos pueden contarse también entre los perdedores de las elecciones por el peso estratégico de los rupturistas en la geopolítica española. Si pretende repetir como presidente, Pedro Sánchez se verá obligado a contentar a los ya privilegiados de las vacaciones fiscales y el concierto vasco y a esos que logran que se cambie la ley para legitimar su secesionismo.

A la espera de esas previsibles facturas a pagar cabe preguntar qué quedará para Castilla y León, donde ni el PSOE ni los partidos localistas han podido romper el dominio del PP, el partido que ha ganado y perdido las elecciones a la vez. La coalición de perdedores gobernará España y en su hoja de ruta estoy convencido de que Castilla y León aparece en la segunda página. Esa a la que nunca se llega, esa en la que dicen que es más seguro ocular un cadáver porque nadie la mira nunca. Los AVE low cost no llegarán, pero sí el que comunica con el País Vasco porque así estará pactado. Garoña será un parque solar, ya veremos de qué tipo, pero al menos se dejaran atrás las propuestas peregrinas del vicepresidente autonómico sobre la central. La autovía del Duero seguirá en el capítulo de los improbables y el sector agrario olvidado como hasta ahora. Nada nuevo bajo el sol.

Todo esto pasará porque ya ha sucedido antes. No hay que inventarse nada sino mirar a lo que ha venido ocurriendo y ponerse en situación. Pura coherencia. Por cierto que, hablando de coherencia, resulta que por arte de magia tras la noche electoral ha desaparecido de la escena publica el debate sobre si debe gobernar la lista más votada. Feijóo tiene más votos y escaños que Sánchez. ¿Significa esto que debe ser él quien forme gobierno? Según el exalcade de Burgos Sí. Se desgañitó tras las municipales repitiéndolo a los cuatro vientos. Ahora que el líder de su partido tiene la opción de volver a ser presidente del Gobierno con un pacto de perdedores supongo que saldrá a criticarlo por antidemocrático. La coherencia política, siempre lo primero. Esperaré sentado.

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