Diario de Castilla y León

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SUPLENTE OCTAVO.  Para el vocal segundo de mesa electoral. Eso decía el folio que me entregó hace cuatro días, cuatro literalmente, la policía local. Y en un plazo de siete días, siete como las vidas del gato, podía formular las excusas pertinentes para liberarme de ese doloroso estigma de ser suplente, y encima octavo. Ni primero, ni segundo, ni… El caso es que con la ley en la mano, e incluso en el móvil, puedo presentar el próximo miércoles, pasado mañana, un escrito con las razones, legales y no legales, por las que debería dejar de ser suplente, en un ignominioso octavo puesto, para la vocalía segunda. Como mi caso no ha debido ser el único, cuando llegué al colegio electoral, pasados diez minutos de las ocho, allí estaban los números nueve y diez. Que por suplentes no quede. Yo ya estaba dispuesto a comenzar a calentar por la banda para salir de titular cuando, alrededor de las ocho y media, llegaron los suplentes seis y, finalmente, el cinco. Y éste tuvo el honor de ser titular. Del uno al cuatro habrían planteado excusas… O las presentarán de mañana al miércoles. Mi voto para la seguridad jurídica.

La democracia es, hoy por hoy, el sistema político que, formalmente, al menos, mejor instala la defensa de derechos y libertades en su ordenamiento jurídico, bajo unos pilares básicos, los tres poderes fundamentales, judicial, legislativo y ejecutivo, que deben estar, y no solo aparentar, su separación e independencia. Algo que, como todos sabemos, no siempre es así. Y en España viene no siéndolo en los últimos años.

De eso, en gran parte, se trataba ayer. Porque ser suplente octavo duele, sí, hay que reconocerlo, pero ser ciudadano de segunda en una democracia descatalogada, es mucho peor, sin duda. De intentar que se logre regenerar la democracia, algunas de sus reglas del juego y casi todas las tretas que hasta el mismo viernes (incluidos nombramientos de altos cargos del Estado, casi post mortem) han ejercido como tahúres los gobernantes que los apaños sanchistas han ido confeccionando con parches de todo tipo, menos democráticos.

Que este lunes la atmósfera política y social esté más despejada, sin contaminaciones insanas, que permita recuperar a la ciudadanía una confianza razonable en sus gobernantes, y que la torre de control no esté operada por quienes hacen del sectarismo y el supremacismo sus consignas para el uso arbitrario de las pistas de despegue y aterrizaje.

Espero que hayan tenido un buen vuelo. Desabróchense los cinturones y disfruten del paisaje si el Falcon está ya estabulado en su hangar definitivamente.

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