Diario de Castilla y León

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VA POR la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, y de no sé cuántas adherencias más como las pulgas a los perros. Tras leer en este mi periódico la retahíla bochornosa de acciones que usted perpetra contra Castilla y León, le diré en principio –«sin melindres ni respetos» ñoños, y con la misma «libertad» de Sancho en el Capítulo XI del Quijote– que parece usted una gallina escargationa, escarbando en un corral de «gallipavos» sin escrúpulos. Me explico.

Cuando en el ejercicio del poder la desvergüenza llega al colmo, tiene en español un nombre descriptivo: empacho de la mala leche. Cuando ese empacho rebasa los bordes del vaso con unos berretes de mierda que inundan los retretes de cualquier estación de Renfe a su cuidado, se le llama obscenidad de mala uva. Y cuando esa obscenidad deriva en un atasco fétido para acabar con la resistencia de los ciudadanos castellanos y leoneses porque no la votan, se le llama, sin más paliativos, guarrada, picadero, tiranía empantanada sin un sifón para evacuar. 

A ver, señoría, ¿cómo llamar a eso de excluir a Castilla y León de los low cost –los AVLO de bajo coste, que no hay Dios quien lo pronuncie ni qué significa ese palabro comprimido que responde a la sigla de Alta Velocidad low cost–, o cómo denominar a su dejadez enfermiza y sempiterna del tramo de la A-11 entre Olivares y Tudela? Le diré cómo excelencia: «Desprecio a Valladolid», humillación a Castilla y León, sectarismo y corrupción democrática, y despotismo pericial como negocio partidista. Como para todo hay remedio en esta vida, Jesús Julio Carnero, le ha clavado a su AVLO un OUIGO en el trasero, señora ministra. Así que, mañana domingo, como a ustedes no les vote Txapote, lo van a tener muy crudo.

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