Sedición y distensión
QUIZÁ sea una rotura de fibras. No sé. O una simple distensión muscular. Esto del fútbol con los amigos a cierta edad es uno de los mejores regalos semanales, cierto, pero también comienza a compartir elementos típicos de los deportes de riesgo. Todo será rebajar la intensidad, porque lo que es evidente es que el DNI no ofrece un mecanismo que permita modificar la fecha de nacimiento. Hay leyes que son inamovibles; de nada vale el deseo, el esfuerzo. La biología, en esto, no admite trapicheos. No hay sedición posible contra los años.
Ahora que un tal López firma el impulso parlamentario que promueve Sánchez para que el delito de sedición desaparezca y se convierta, por arte de birlibirloque, en unos empujones a los contenedores de basura, y así, además de dejar en ridículo al trémulo Tribunal Supremo, y blanquear los antecedentes de los supremacistas delictivos catalanes, poder seguir conservando su puesto de trabajo. Esta modalidad en defensa del empleo, hay que admitirlo, reservada para muy pocos, goza de una efectividad a prueba de bomba (aunque este subtipo se adecúa más para las negociaciones con EH Bildu).
Tal indigno uso del poder político es posible, entre otras cosas, porque el PSOE ha dejado de ser un partido político clásico, al uso, para convertirse en un club de medrosos mediocres que de no decir lo que piensan ya no saben en lo que creen, si es que creen en algo más allá de conservar cargos públicos y orgánicos. Page y Lambán critican la eliminación de la sedición, pero nada dicen del autor material de tal fechoría.
Por aquí, Puente, alcalde de Valladolid, siempre dispuesto a hacer unas peonadas a favor de Sánchez, ve positivo que su tutor se cargue este delito. Dice que forma parte de una estrategia de distensión. Y se olvida de que solo la policía, la ley y los Tribunales consiguieron parar el golpe. Que pueda volver a ser alcalde de Valladolid solo se explica por la falta del músculo del PP. El fisio tiene que ponerse las pilas si se quiere disputar el partido.