Diario de Castilla y León

Redacción

Del leninismo, el cesarismo y el onanismo

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NO HABÍAMOS tratado en profundidad la jugada por la que Inés Arrimadas mete a dedo a Francisco Igea en su ejecutiva. Todo esto viene a cuento del cuento que nos contaron en las primarias y sus vísperas los Igeístas por boca del mismo Igea. Es decir, lo que viene a ser, según sus pareceres de entonces, un acto del más puro cesarismo en toda regla. A dedo y por decisión del César. Nada de escuchar a la militancia que esas son mandangas para cuando te juegas el puesto en las primarias, aunque lo pierdas estrepitosamente. Se diluyeron las convicciones. Además, en una ejecutiva con unos estatutos leninistas que no se los salta un estalinista. Porque estatutos son los mismos contra los que bramó por todas partes en lo que empezó a ser el deterioro de Ciudadanos y el origen verdadero de su desaparición. Aquella guerra intestina protagonizada por Igea aprovechando la desgracia electoral de repetición electoral de 2019 hasta las primarias ocasionó un desgaste al partido, a decir de muchos de sus inquilinos o antiguos inquilinos, del que ya nunca se recuperó. Y el motivo de aquella crueldad entre afines no fue otra que precisamente hacer lo que Inés Arrimadas dijo que iba a hacer y que hizo el otro día con Igea, nombrarle a dedo para su ejecutiva, merced a los estatutos con insoportable tufo leninista en un proceso cesarista. ¿O ahora ya no hay leninismo ni cesarismo? Poco dura la coherencia en casa del liberal. ¿O es que el cesarismo no es lo mismo si es para aplicarme el mecanismo a mí mismo? Lo que viene a parecer casi un ejercicio de onanismo. Estas son nuestras ideas para trincar sillón. Y si no me valen tengo otras, pero el sillón lo trinco, salga el sol por Antequera. ¿Antes qué era? Antes era leninismo y cesarismo, ahora, más de lo mismo. Estamos derretidos de tanto liberalismo. ¿O será del calor?

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