Diario de Castilla y León

Redacción

Tomarse en serio el progreso que aporta el Diálogo Social

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CUANDO ALGUIEN pone de acuerdo en su contra a actores tan complementarios pero tan divergentes a la vez como los sindicatos y los empresarios debe reflexionar si su postura es la equivocada. Porque es difícil que alguien tenga la razón contra todos. Y esto es lo que le está pasando al gobierno de la Junta de Castilla y León en el asunto del Diálogo Social, que se está poniendo en jaque y cuestión, más por pura testosterona ideológica de un ejecutivo compartido, que por la necesidad real de afrontar cambios y modificaciones. 

¿Si es necesario revisar acuerdos del Diálogo Social para adaptarlos a las duras circunstancias económicas existentes y las que vendrán, qué ha estado esperando del gobierno de la Junta para activarlo? Lo peor en la política, como en muchos órdenes de la vida es ser víctima de la inacción y la indolencia. Que, dicho sea de paso, es de lo mismo que acusa el gobierno de Castilla y León al central de Pedro Sánchez. Debe aplicarse su propio sermón. El Diálogo Social, además de un instrumento de progreso, es un mecanismo imprescindible para afrontar periodos de crisis. Sin detenernos en brochazos al aire de aprendices de la política de escaso recorrido, hay que explicar que el Diálogo Social es Renault, es Siro, es Nissan por ejemplo. Por poner algunos de enorme calado y dimensión. Y tantos y tantos como han sobrevivido a las crisis gracias precisamente a las convicciones, la generosidad, la solvencia y la responsabilidad que han adoptado administraciones, sindicatos y empresas para sortear momentos tremendamente delicados. Es lo que sobrevive y se salva, pero es también lo que vendrá. Es un arma irrenunciable especialmente para los empresarios y emprendedores, que son los verdaderos creadores de empleo en Castilla y León, una comunidad que, por ejemplo en el ámbito de la automoción, compite sin complejos con cualquier territorio de Europa. O el sector agroalimentario, un motor imprescindible, precisamente en esta crisis con tintes alimentarios.

Lo de las subvenciones son brochazos al aire sin ni siquiera pintura. Quien opte por esto, puede seguir entretenido en ello, pero que no incordie. El PP debe tomarse en serio el Diálogo Social, y el ámbito de consenso y entendimiento que representa. Al PP le debe preocupar el progreso de Castilla yLeón. Y a VOX también. Vienen tiempos difíciles y tenemos armas para sortearlos. Tenemos compromiso, sacrificio y un marco de diálogo y entendimiento. Lo que no se puede es tener paralizados planes de empleo imprescindibles para el medio rural, para su supervivencia y la de sus habitantes, por unas cuitas ideológicas que no conducen a nada. Ylo que sería un escándalo para correr a alguien a gorrazos, que ningún político se haga merecedor de ello en estos tiempos, es que Castilla y León pierda subvenciones para el empleo por incapacidad, negligencia, tozudez, testosterona o cualquier otro motivo denigrante de la política más absurda que se puede hacer.

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