Diario de Castilla y León

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«CRUCIFÍCALO». Es la palabra unánime que pronuncian en esta Semana Santa los políticos del Gobierno Frankenstein. Reunidos en torno a Pilatos, al sumo pontífice, al sanedrín, a los príncipes de la nueva casta sacerdotal, a los fariseos, y demás racioneros del capirotazo, han decidido que el futuro Gobierno de Castilla y León, presidido por Mañueco, es un peligroso nido de extrema derecha, y de blasfemos anti demócratas. Lo que resulta intolerable, y hay que abatir  -lo señala Marcos en 14, 64- como a un «reo de muerte».

Así que han decidido en masa -así se publicó el Miércoles Santo en toda la prensa nacional- lo mismo que hace dos mil años: «Crucifícalo», ¡crucificadlos!, que viene «la peste verde», el origen del mal, la ruina de Roma que por todas las esquinas ronda. Y a ello se han puesto con fervor sanchuno. De momento, las autonomías del PSOE han decidido lo que llaman un cordón sanitario a lo Putin contra Ucrania. Es decir, aislar el mal, poner calcitrapas en los fielatos de sus satrapías, declarar zonas liberadas dentro de Castilla y León para entrar luego a sangre y fuego con todas las armas convencionales y hasta las prohibidas por la convención de Ginebra, y dejar a la Meseta en el chasis que ya denunciaba hasta el Quijote con estas palabras: «tras la Cruz está el diablo», y estos libros también hay que echarlos al fuego.

Qué barbaridad. Pero que esto lo digan los Frankenstein tan ejemplares con mando en plaza -o sea, los independentistas, los comunistas, los socialistas, los terroristas, los separatistas, los golpistas, los podemistas, los carteristas, los mentirosistas, los populistas en tromba, y los licuadores de todos los istas que mean brillantina-, le dejan a uno como al pez de  tres días que apesta hasta la pecina. Cambiad el rollo, guapos, que eso del «crucifícalo» ya no cuela ni en Viernes Santo.

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