Diario de Castilla y León

EDITORIAL

El tiempo de un Diálogo Social eficaz y apegado a la realidad

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Un panorama terrible al que asiste este país tras no haber superado todavía una pandemia mundial. Es más, con el virus todavía acechando con muertos y contagios. La gente en la calle. La economía camino del colapso por los precios energéticos y los carburantes. El desabastecimiento que empieza a asomar a la puertas de casa. Los ERTEs creciendo de nuevo por la situación. La gente exigiendo medidas contundentes, ágiles, rápidas y certeras al gobierno, que en cualquier caso es el responsable último de regir la situación de un país, aunque no sea el único culpable. Y los dirigentes sindicales de UGT y CCOO ayer van a movilizarse a las puertas de una compañía eléctrica, que hace lo que el regulador, al que gobierna el gobierno, le permite. Más alejados de la calle parece difícil estar. Si lo que tenían es que justificar su inacción ante la grave situación que atraviesan, no las grandes eléctricas, sino miles de asalariados podrían haber ideado otra performance menos ridícula y bochornosa. Pero, afortunadamente, cada uno es libre de decidir cómo se pone en evidencia para no incomodar a un gobierno afín. Otra cosa es que gobernase en estos momentos otro partido. Los mismos estarían voceando, con rigor y argumentos, a las puertas del Ministerio de Fomento y el de la Transición Ecológica, el que nos está llevando a la ruina por la vía energética de tanto capricho insolvente. 

A este paso en las organizaciones sindicales, tan necesarias siempre en democracia, y tan responsables y comprometidas en muchos momentos en los momentos duros de Castilla y León, van a quedar los liberados y el mobiliario.

Los sindicatos no sólo son necesarios, son pertinentes e imprescindibles en el engranaje social económico y democrático. Pero su función debe estar encaminada a fijar no sólo posiciones laborales y movilizaciones coyunturales, sino también como agentes sociales irrenunciables, conlleva la necesidad de contribuir a tener un debate crítico que abunde en el desarrollo de Castilla y León. Igual que la patronal, representada esencialmente por CEOE Castilla y León. Hacen falta sus voces y sus opiniones. Pero con rigor, no con la algarada oportunista en función de la orilla en la que se sitúe el gobierno de turno.

Ellos son el Diálogo Social, un emblema de Castilla y León. Un avance democrático en las formas de entendimiento de la política y la sociedad a través del universo económico y laboral. Pero se echa en falta al Diálogo Social, como estamento y como instrumento, en momentos críticos como los que vivimos. El Diálogo Social no puede reducirse cada vez más a la firma de un acuerdo económico anual para el reparto de políticas activas de empleo. Para eso se basta la administración. El Diálogo Social tiene que seguir creciendo y tener voz en momentos necesarios y cruciales para Castilla y León. Y ahora lo estamos, con una multicrisis, una pandemia, una nueva era de gobierno y los fondos europeos con los que tratar de reponernos con tanto varapalo como dejan las contingencias y la necedad política.

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