Mañueco, Feijóo, Twitter y los relatos atropellados
EL MANEJO DE LOS tiempos suele ser su fuerte. El de Alfonso Fernández Mañueco. El del relato, no. Anunció un adelanto electoral con un twitter atropellado poco después de despertar la jornada de aquel ya tan lejano 20 de diciembre y anunció en otro atropellado twitter el cierre de un gobierno sin cerrar el pasado jueves 10 de marzo, un ratito antes de que comenzara la constitución de las Cortes. Lo suyo no es el relato. Algún desacertado asesor debería encauzar el camino de Feijóo y abandonar definitivamente el carril de los Casado y Egea. De lo primerito que dijo el gallego es que él no es uno político de Twitter, que es como decir que no esperen que él sea un TikToker, que es lo que ha sido el PP con Casado y su séquito de gatilleros. El nuevo estilo de Feijóo es el de la política clásica, de los políticos que habitan en la realidad. Por lo visto y los resultados, parece más acertado el todavía presidente de la Xunta que el resto. Un relato en Twitter no puede ser más que atropellado y sobresaltado. Twitter está para lo que está y debe estar para lo que debe estar, a no ser que uno quiera convertirse en un descrédito con vacas de fondo. Y lo extraño es que Mañueco ni es un TikToker, ni lo ha sido nunca, ni pertenece a la escuela de Casado, para perpetrar este tipo de errores, más propios del PP del infantilismo de Egea que del modelo de la política madura y clásica de Feijóo, que ya ha advertido que el que quiera practicar la política en Twitter no tiene sitio a su lado en la nueva andadura que emprenderá el PP, congreso extraordinario mediante. Lo mejor es dejar Twitter para desarrapados e indigentes que han pasado de la primer fila de la bancada azul al gallinero del común en ese hemiciclo que, a dios gracias, se ha librado por fin de la inutilidad que lo presidía. Mal se le tendría que dar a Carlos Pollán para no mejorar la cosa.