Diario de Castilla y León

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Perdonen. No sé si lo he soñado o es verdad. Seguramente, sea lo primero, dado mi estado gripal con picos de fiebre que van y vienen cuando les da la gana y como quieren. Lo cierto es que no lo he visto reflejado en ninguna fuente con solvencia. Al parecer, y según mis delirios repito, Rodríguez Zapatero habría sido condecorado por Maduro en fechas recientes, como lo fue hace cinco años –si la memoria no me falla– por el Rey de Marruecos en la Fiesta del Trono. Cierto o soñado, yo creo que el Rey del Mambo, que es Maduro, y la Gacela del Orinoco, que es Delcy Rodríguez, deberían tener un detalle con su Príncipe de romero, que va de otero en otero, abanicándoles el pandero.

El gran leonés se lo merece como nadie. ¿Qué les cuesta a ellos –ellos que tienen ojos tan brillantes que hasta las legañas enamoran, que decía la Celestina–, qué les cuesta, digo, despacharse ahora con la Gran Orden de los libertadores y libertadoras de Venezuela, y de los Veinte Soles, con un chute versátil? Nada. La fidelidad de Zapatero a la causa bolivariana ha quedado acreditada desde hace años. La última hace tan sólo unos días, y tan patente como el calcetín de Hamelín, convirtiendo las elecciones en democracia, y haciendo de la farsa electoral el eslogan viviente que divulgó La Lozana Andaluza con indudable éxito: «Puta de Toro, y trucha de Duero», que de Valladolid a León cuenta los dineros.

Claro que se lo merece. Sobre todo porque ahora el Príncipe del Viento ya ni se esconde ni se corta. Por esto mismo, Maduro, acaba de salir en defensa del leonés, diciendo que circule libre ese su vientecillo fresco por toda España, y por todo el mundo, y que a ver si «se bajan de esa nube, la Comisión de la Unión Europea» y todos los que ven en las elecciones venezolanas un modelo de democracia con puños bien cerrados. Pues eso.

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