Diario de Castilla y León

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SE ESCRIBE presupuestos y se pronuncia papel mojado. Pero el lenguaje político y administrativo es así, lleno de eufemismos que ocultan la realidad, de subterfugios para vestir lo que está desnudo de contenidos. Además, por muy mojado que nos llegue cada año, ese papel de los presupuestos lo aguanta todo. El Gobierno de turno puede presumir de una partida de varios millones de euros para la autovía del Duero, por ejemplo, y luego registrar sólo unos pocos miles de euros para un proyecto o cualquier otro trámite y esconder la mayor parte de la inversión para futuras anualidades que Dios dirá si llegan o no. Así se ha venido haciendo por los gobiernos de diferentes niveles territoriales en infraestructuras vitales para la comunicación viaria en Castilla y León como son la autovía de Aguilar de Campoo a Burgos, la continuación de la autovía del Camino de Santiago al límite con La Rioja desde la capital burgalesa o la ya mencionada del Duero. La misma canción para el parque tecnológico burgalés y varios centros de salud, un mal endémico en la Comunidad. Lo importante es, según repiten machaconamente los partidos políticos cuando gobiernan, sentar partida. Que aparezca el proyecto en una línea del presupuesto aunque sea con poca cantidad de euros, que ya habrá tiempo de engordar los fondos en próximas anualidades. Nos creemos que llueve cuando en realidad la cosa es mucho más escatológica. En la ciudad de Burgos se acaba de presentar el presupuesto redactado sobre el papel más mojado posible. Se deshace entre los dedos de puro endeble. Lo más curioso es que el bipartito del Partido Socialista y Ciudadanos reconoce abiertamente que lo irá cambiando a su conveniencia el próximo año aprovechando su mayoría absoluta. Por si acaso va repleto de millones, eso sí a los mismos proyectos del año pasado. Pero una vez laprobada la pasta, cómo se la repartan será lo de menos. Nadie va a protestar porque estas ingenierías financieras se escapan del interés del público, que no tiene ni ganas ni paciencia para seguirles la pista. Da igual que proteste la oposición porque esa es su función y como siempre protesta, nadie le hace caso. Así que, en Burgos, en Castilla y León y en España, los presupuestos no valen para nada más que para llenar páginas de periódico, que esas si que salen bien secas y con la verdad por delante. Pronto vendrá la nieve y se llevará esta polémica, cambiando el soniquete de las cifras con la turra de la falta de previsión de los dispositivos de emergencia. Lo de siempre. Menos mal que de cuando en cuando algún político cambia la sintonía y monta una polémica por algo original, como el procurador de la UPL que llevó su agraviada indignación al Parlamento autonómico porque según él la Junta rescató unos buitres negros en León y los soltó luego en Burgos. De nota.

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