Diario de Castilla y León

EDITORIAL

Datos para el optimismo, políticas para los más débiles

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La bajada del paro en Castilla y León en octubre, con más fuerza que en la media española, es una excelente noticia sin paliativos. No se puede poner ningún reparo más allá de la ambición de que la bajada hubiera sido mayor y de que este contexto laboral haya llegado para quedarse y nos anticipe meses de progreso para salir con fuerza e ímpetu de la crisis que deja la pandemia. 

El sector servicios es el que mejor se están comportanto en la recuperación. Sin olvidar a la industria. Y eso pese a la crisis internacional de microchips, que tiene semiparalizda la poderosa y potente industria automovilística, verdadero músico industrial de Castilla y León.

Que la gente encuentre empleo y que crezca además la afiliación a la Seguridad Social son esenciales para asentar en Castilla y León un proyecto social viable y de futuro en medio de otra larvada crisis que nos azota desde hace décadas y que se llama despoblación. Y eso hay que combatirlo con la merma de la tasas de paro juvenil. Con oportunidades para que la parte de la población que formará parte ineludible del futuro inminente de Castilla y León decida quedarse en esta tierra y no emigrar por falta de oportunidades a la altura de su preparación.

Y sabemos que cuando las cifras son optimistas, las consecuencias tienen muchos padres políticos. Mientras que cuando las invades el pesimismo está la orfandad de buscar responsables. Es la miseria que sigue anidando en la política, que no entiende que los méritos son colectivos y los fracasos corresponsables.

Más allá de los tuits y atribuciones impropias, la labor de la política, en este caso de la Junta de Castilla y León, es seguir caminando por la senda del diálogo social, que tan buenos resultados prácticos ha ofrecido en Castilla y León. Pero también por la senda de brindar oportunidades, factores y contexto necesario para que empresarios, empresas y emprendedores decidan continuar, expandir o iniciar su actividad en Castilla y León. Porque es el empresario, pequeño, mediano y grande el que crea empleo. Los poderes públicos esencialmente debe incordiar lo menos posible. Y, a ser posible, favorecer con políticas y decisiones el desarrollo empresarial en un clima de clama, prudencia y conciliación con todos los agentes inersos en el paronama del empleo. 

Hay que crear empleo y hay que crearlo con fuerza. Y la política lo mejor que puede hacer es ofrecer estabilidad y confianza. Esenciales para que alguien decida emprender o seguir creciendo. Pero la política también tiene que ocuparse de ayudar a las empreas, grandes, medianas y pequeñas que los están pasando mal para salir de la crisis. De la crisis laboral y económica se sale mejor sin dejar a nadie atrás. Porque esos que hoy sufren serán creadores de emplo y riqueza cuando la prosperidad contagie a todos. Eso lo aprendimos de la anterior crisis financiera. Por eso la Junta debe poner el foco de sus acciones, más allá de la autocomplacencia por unos resultados que nos elevan el ánimo y el optimismo.

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