Ministra Darias, el desorden que dejas
LA ministra de Sanidad, Carolina Darias, parece empeñada en convertir en desorden todo lo que toca. Sucedió en la vacunación con las segundas dosis de AstraZeneca y ha vuelto a ocurrir con las nuevas restricciones que el Gobierno de España quiere imponer a las comunidades autónomas, con más de media docena, entre ellas Castilla y León, claramente en contra. En un proceso de desescalada no tiene sentido establecer medidas que suponen más restricciones, y mucho menos hacerlo sin haber mantenido primero un diálogo con los representantes de las autonomías, que además son las que tienen competencias, por ejemplo, sobre los horarios de los establecimientos de una hostelería que ahora se quiere volver a castigar, justo cuando empezaba a a levantar cabeza. La falta de consenso es evidente gracias a un torpe planteamiento de una ministra que va a conseguir algo que parecía difícil, que se echara de menos a su antecesor en cargo, Salvador Illa.
La Junta de Castilla y León, tal y como han dejado claro su presidente, Alfonso Fernández Mañueco, y su vicepresidente, Francisco Igea, se opone a las nuevas medidas del Gobierno de España, que en la Comunidad supondrían un paso atrás justo en el momento en que se está produciendo un alivio en las restricciones como consecuencia de la reducción de la transmisión del virus, gracias sobre todo a una vacunación que avanza a un buen ritmo. Es, por tanto, totalmente comprensible la posición de la Junta de Castilla y León, que ha realizado un esfuerzo en la protección de la población frente al virus y ahora, con la prudencia necesaria, comienza a aliviar restricciones y permitir así un mejor funcionamiento de las actividades económicas imprescindibles para que la población pueda subsistir.
Lo que no se entiende bien es que la entendible oposición tajante mostrada por Mañueco e Igea no se dejara ver en la reunión del Consejo Interterritorial, ya que la consejera de Sanidad, Verónica Casado, no votó en contra, sino que se abstuvo. Abstenerse es vivir en el limbo, que es lo que parece que busca la consejera, como quedó claro en la votación, para así no quedar ella mal ante la ministra. Casado demostró una indolencia que se traduce en encogerse de hombros para no plantar cara a Darias, a la que prefiere pasar la mano por el lomo a enfrentarse a ella. Pero no se puede estar en misa y repicando, menos cuando se defienden los intereses de los castellanos y leoneses, que sin duda estarán más conformes con la clara posición fijada por Mañueco.