Diario de Castilla y León

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CAIXABANK absorberá a Bankia. Llevamos tres décadas hablando de fusiones y aquí tenemos la antepenúltima. Los bancos ganaron la batalla a las cajas en la anterior crisis. La brutal reconversión financiera acabó con ese reducto semipúblico mal gestionado y peor supervisado. Fin a la utopía financiera y a los sueños idealistas de macrocajas regionales con entidades quebradas. Castilla y León –como la mayoría de autonomías– carece de músculo financiero.

Caixabank y Bankia controlan en CyL casi el 40% de las sucursales (406 de las 1.670). La primera absorbió a la Municipal de Burgos y la segunda a las de Ávila y Segovia. Caja España y Caja Duero fueron absorbidas por Unicaja. CajaCírculo está en manos de la aragonesa Ibercaja. La crisis de la pandemia adelantará las integraciones; esta vez con un Ejecutivo de coalición enfrentado: el PSOE mantiene las tesis de Fainé –que contrala el banco y la fundación bancaria– de crear el primer banco privado y diluir el peso público de la antigua Caja Madrid (61,8%), y Podemos sueña con utilizar los 22.000 millones del rescate para controlar desde el nuevo consejo al que sería primer banco del país.

Las incertidumbres son muchas. Tamaño no es igual a solvencia y Bankia está más infectada de los males que aquejaron a las cajas. La rentabilidad de la absorción no se verá a corto plazo, pero sí los efectos de la morosidad que viene. Habrá numerosos despidos (8.000 en España) y cierres de sucursales. Las tesis de Podemos, de ejercer de contrapeso desde las acciones del Frob en Bankia, no dejan de tener un efecto testimonial, aunque va a ser más necesario que nunca una supervisión pública rigurosa y transparente si no se quiere ahondar aún más en la exclusión financiera. Los sueldos de las cúpulas siguen siendo indecentes.

Me llama la atención lo poco que interesa hoy esta integración, y las que vienen, a la clase política regional. Señal de derrota. Y eso que el peso de la solvente Unicaja en la Comunidad es importante. Braulio Medel, como presidente de la Fundación bancaria propietaria de la mayoría de acciones, será quien decida. Y no le temblará el pulso si tiene que contradecir a los dos ejecutivos del banco andaluz (Arzuaga y Rodríguez de Gracia) en la novia de la próxima boda. Ya frenó la fusión con EspañaDuero tres meses antes de formalizarse. Él solo exige al banco las decenas de millones que su fundación invierte en Andalucía. Mientras tanto, la Junta de CyL se contenta con «jugar» a la Lanzadera, ese invento decorativo creado para olvidar el calvario financiero que borró del mapa a nuestras cajas.

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