Diario de Castilla y León

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SON POCO educados, se caracterizan por modales y gustos poco refinados, son rústicos y carecen de habilidades para desenvolverse en ambientes urbanos. Así son los paletos, según la Real Academia Española. Así son los que defienden la identidad leonesa, según la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso. Son paletos porque “han creado una identidad donde no la había”, dice la ilustrada dirigente del PP madrileño. Esa que propuso que “el no concebido no nacido sea considerado como un miembro más de la unidad familiar”; la misma que considera ofensivo en estos tiempos hablar de empleo basura; aquella que elevó los atascos a seña de identidad de Madrid.

Díaz Ayuso hizo novillos cuando se habló en clase del Reino de León, desconoce que es la cuna del parlamentarismo, ignora que su Comunidad vecina está formada por castellanos y  por leoneses según el Estatuto. Y lo peor no es que sea ignorante en tantas cosas; lo más grave es que llame paletos a los que defienden la identidad leonesa y que lo haga dos días después de que 80.000 ciudadanos clamen contra la decadencia de una provincia en declive.

Su falta de educación es directamente proporcional a su ignorancia. Antes de faltar el respeto a la verdad debería ilustrarse para conocer que ese resurgimiento de la identidad leonesa tiene mucho que ver con la «pérdida de vitalidad» de León,  con ser la provincia de España que más población ha perdido del país desde 1996 en términos absolutos según el INE, con el hecho de que su población activa ha caído un 50%,  con la pérdida de un tercio de alumnos en su universidad en este sigo XXI…

Para ganar habilidades y moverse en ambientes donde predomine el rigor Ayuso debería leer el estudio del profesor Sergio Tomé sobre las ciudades menguantes y verá por qué León  es «el Detroit español». Para completar su instrucción y no volver a meter la pata le vendrá bien un apunte que este miércoles me envió  Zenón Jiménez-Ridruejo. El catedrático de Economía compara la evolución de León, de Valladolid y de Castilla y León y concluye en que «las diferencias deben buscarse en la crisis de los sectores productivos tradicionales de la economía leonesa a partir de 1960», en la dificultad del empresariado de León para encontrar alternativas productivas competitivas y en la ausencia de una política industrial y de servicios de la Junta de Castilla y León, esa que ha gobernado el partido de Ayuso en esta Comunidad más de treinta años.

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