La interinidad, asignatura pendiente en Educación

El avance y el alto nivel conseguido por la educación pública en Castilla y León es indiscutible, pues los informes más reconocidos sitúan a la Comunidad no solo en los primeros puestos de España, sino también en el ámbito internacional.

Eso se ha logrado en años en los que las estrecheces presupuestarias obligadas por la crisis económica lo pusieron todo más difícil. Buena parte del éxito tiene su origen en la profesionalidad e implicación del profesorado que, en su conjunto, ha puesto por encima de otras cuestiones el interés general, que los alumnos castellanos y leoneses consigan un formación sólida y de calidad. Algunas de las cuestiones que han quedado en un segundo plano en relación a la mencionada meta prioritaria tienen que ver con la situación laboral, con la elevada interinidad como uno de los principales problemas.

La Consejería de Empleo anunció ayer nuevas plazas de docentes en la Oferta de Empleo Público de 2019, aunque las fechas en que se irán convocando las oposiciones para cubrir esos puestos son aún inciertas. A pesar de que se trata de una cifra elevada, no parece suficiente para avanzar en la necesaria reducción de la interinidad en la Comunidad.

Evidentemente, siempre tendrá que existir un número de profesores interinos, porque la herramienta es útil para cubrir necesidades concretas, pero no es aceptable que la tasa de interinidad se sitúe en un rango tan elevado, muy por encima del objetivo que se había fijado. No cabe duda de que son necesarios mayores esfuerzos para conseguir ir acercándose a esa tasa. Y, por eso, debe valorarse esta nueva oferta de empleo público de Educación, pero eso no es óbice para remarcar que aún es mucho el camino que resta por recorrer para frenar esa interinidad.

Convertir en crónica una elevada tasa de interinidad a la larga no es recomendable por la escasa estabilidad laboral que ofrece una Administración pública cuando busca que en el entorno privado se reduzca la inestabilidad en la contratación.

Pero, sobre todo, el peligro está en que esa circunstancia pueda acabar incidiendo en la calidad de la enseñanza, que hoy por hoy es un símbolo de Castilla y León y un tesoro que hay que cuidar con mimo, pues es una herramienta básica para conseguir ciudadanos preparados para competir en un cada vez más exigente mercado y aumentar al mismo tiempo la capacidad competitiva de la Comunidad.

Quizá el ritmo de creación de plazas que piden los sindicatos no sea factible, porque siempre hay que contar con la disponibilidad económica, pero es necesario que se produzcan más avances. Al margen del número de plazas que se oferten, es necesario que se fijen fechas cercanas para las oposiciones con las que se cubrirán.