Diario de Castilla y León

«La carne de caballo ha doblado precio en los últimos tres años»

Es más rentable y apenas necesita cuidados, más allá de un complemento alimenticio en invierno y tareas de desparasitación, pero los caballos hispano bretones son delicados y tienen sus manías. Su principal amenaza ahora es el lobo

Publicado por
L.V.
Valladolid

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Antiguamente los caballos hispano bretones se dedicaban a las labores del campo. Hoy, sin embargo, su carne se ha convertido en un producto gastronómico valorado en países como Italia y Francia. Aunque en España su consumo es todavía minoritario, las cuentas para los ganaderos salen, incluso con la subida de las materias primas. «En los últimos tres años el precio se ha doblado», explica David Peña Herbosa, convencido de que la subida responde a una cuestión de oferta y demanda. «Antes había mucho y en los últimos años se han ido quitando yeguas porque era una ruina y no hay relevo generacional».

De una familia ganadera desde siempre, cuenta con 50 yeguas, tres sementales y 130 vacas en el Valle de Valdebezana, en el entorno de las orillas del pantano del Ebro. «Mi familia siempre había tenido caballos pero tres o cuatro», recuerda consciente de que cuando él apostó por esta raza no buscaba tanto rentabilidad como diversificar y cuidar el Medio Ambiente. «La raza hispano bretón hace una labor muy buena porque come mucho matorral con lo que se evitan muchos incendios».

De los veinte años que suele vivir una yegua, 17 son fértiles. Comienzan a parir al tercer o cuarto año y suelen preñarse una vez al año pero el alumbramiento exitoso no está asegurado. «Al final se queda en la mitad porque muchas no se preñan o la cría no mama. Es difícil». Y es que, son animales bastante «delicadillos». «En una vaca, el ternero mama y se queda tumbado hasta que vuelve a mamar por la noche, pero aquí los potros maman cada media hora y eso implica que siguen a la madre allá donde vaya; si cruza un rio o simplemente va a beber agua, la cría se puede caer y no salir ya que los primeros ocho días de vida son muy torpes».

La monta es natural, nada de inseminaciones. «Aquí viven en estado salvaje. Tenemos tres sementales y cada uno vive con su manada de forma independiente. Suelen tocar entre 15 y 20 yeguas por semental». 

Cada yegua suele tener una media de 10 -12 crías a lo largo de su vida. En este balance influyen muchos aspectos, sobre todo la alimentación. «Si han estado escasas de pasto se nota», subraya consciente de que no se pueden tampoco sobrealimentar si se observa un déficit. «En nuestro caso como el invierno es largo metemos complementos pero a partir de primavera ya pastan a su aire».

El momento más importante llega precisamente en primavera cuando las yeguas suelen parir. «Es muy raro que una yegua se salga de esas fechas». El porcentaje de mortalidad en partos es elevado. «Podemos hablar de un 30%. Hay que pensar que mientras la vaca puede estar de parto tres horas, la yegua pare en quince minutos. Luego al igual que la vaca suelen hacerlo por la noche y además no te permite acercarte a ella por lo que es complicado».

la amenaza de los lobos

En los últimos años ha crecido además la amenaza de los lobos. «Va a ser un gran problema a la larga. No se está controlando y va a hacer peligrar a las explotaciones ganaderas de montaña donde la ganadería es extensiva».

A excepción del 20% de las crías que las reserva para renovar la cabaña, al medio año los vende al cebadero. Si se deja un año, y ya es quinceno, se paga más porque pesa bastante más.  A los veinte meses van al matadero. «Tienes Aragón, Cataluña o Valencia que es donde mayor consumo hay pero hay muchos donde elegir».

Mientras en Francia e Italia el consumo de carne de caballo está asentado y forma parte del menú de las familias, en España todavía cuesta. «Va poco a poco pero no hay hábito», lamenta convencido de que esta traba cultural se superaría si el consumidor supiese las bondades de una carne sana, baja en grasas y rica en omega 3 y en proteínas y minerales como hierro, fósforo y magnesio. «Los deportistas de élite la tienen incorporada en su dieta».  TERRITORIALES Y CON MANÍAS

A diferencia de hace 50 años cuando estos animales se utilizaban exclusivamente para labores de labranza, ahora viven fenomenal. «Aquí tenemos casi 200 hectáreas y viven en libertad», asegura. 

A nivel de enfermedades, hay pocas amenazas y por eso, solo desparasita, no vacuna. «Aguantan bien el intenso frío pero también el calor».

En el campo, conviven bien con las vacas porque lo que abona una se lo come la otra y viceversa, pero son territoriales y tienes sus pequeñas manías. «En cuanto un caballo forma su manada no coge yeguas de otro. De hecho las echan. Lo mismo pasa con las propias hijas del caballo; debe ser un instinto natural para evitar la consanguinidad.

Cuando llega ese momento hay que cambiar a la yegua y ponerla con otro».

David es el vicepresidente de la Asociación de Criadores y Productores de Ganado Equino Hispano-Bretón de Burgos; una agrupación que engloba 1.100 cabezas reproductoras. «Antes éramos 248 ganaderías (repartidas por las provincias de Ávila, Burgos, León, Palencia, Segovia, Soria, Zamora y Jaén) pero ahora el número ha bajado porque muchos se han jubilado y no hay relevo generacional. Es la consecuencia de que el sector no esté bien compensado».

Entre los objetivos, la asociación busca defender la conservación, selección, mejora genética, promoción y pureza de la raza. 

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