Diario de Castilla y León

SALSE (SALDAÑA, PALENCIA)

La huella de Toni Salse, en buenas manos

De izquierda a derecha Marta, ayudante de cocina con años en la casa, y Sagrario, la madre y jefa de cocina, entre sus hijas Carolina y Eva. En la foto pequeña, el recientemente fallecido Toni Salse - E.M.

De izquierda a derecha Marta, ayudante de cocina con años en la casa, y Sagrario, la madre y jefa de cocina, entre sus hijas Carolina y Eva. En la foto pequeña, el recientemente fallecido Toni Salse - E.M.

Publicado por
JAVIER PÉREZ ANDRÉS

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Saldaña es tierra de romanos, campanas y alubias. Y de restaurantes con oficio y maneras. Elegimos el Salse, un clásico con tres décadas de vida. Para empezar, no está nada mal que siempre te ofrezcan sopa de pescado y castellana. Aunque parezca mentira, es ya un imposible. En el Salse se come bien y en familia.

Cocina popular, algunos platos con el toque de Sagrario, la jefa de la familia. Bacalao ajo arriero y a la vizcaína, merluza, también a la romana (ya casi un milagro encontrarla), estofado de alubias, siempre (“estamos en Saldaña”), carnes rojas, chuletillas, lechazo, esas manitas guisadas y el revuelto. Postres de la casa que incluyen los míticos helados Comtessa y tarta al whisky. Algún día habrá que condecorar al sector heladero.

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En el hostal restaurante Salse, que está en Saldaña, en un escenario de empresas y naves industriales, se puede comer y cenar todos los días menús desde 12 a 16 euros y a la carta por 25 -30 euros. Han pasado 30 años y la cocina del Salse sigue abierta. Único barómetro de éxito. El tiempo, la constancia, las manos de una familia. Con la misma filosofía que marcó Toni, Antonio Salse.

Un empresario visionario, un tipo que hablaba idiomas, con raíz catalana y espíritu andorrano. Nos dejó hace poco, pero su huella está en las mejores manos, las de las suyas… Las de Sagrario Martínez, saldañesa que se lo trajo a la vega palentina y con quien en julio del 94 abrió el hostal restaurante Salse. Y acertaron en el formato que, por fortuna, hoy se mantiene con ligeros cambios, pero sin perder la esencia de la cocina familiar, popular, cercana y palentina. Y el trato amable. Eva estudió magisterio y Carolina, empresariales.

Crecieron jugando entre las mesas del hostal y hoy las hijas del “catalán” toman comanda, reciben huéspedes, atienden desayunos y cenas y montan y desmontan comedores mientras su madre, Sagrario, sigue al frente de la cocina. Garantías suficientes para no errar a la hora de elegir un sitio para comer y dormir en Saldaña. Carta de vinos con los guiños a Ruedas, Riojas y Riberas. También Cigales y algún apunte a los palentinos DOP Arlanza.

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