La cocina de Laude en tierras de Viriato
Mesón Alonso
Torrefrades (ZAMORA)

meson alonso
Torrefrades está en tierra sayaguesa de Zamora. El mesón Alonso comparte fachada con un histórico edificio en cuyo dintel se puede leer “Casa de los Bioratos”, fechado a mediados del siglo XVIII y que pudiera responder al momento de su construcción, aunque muchos sayagueses, y un servidor entre ellos, mantienen que Torrefrades es la cuna de Viriato, aquel pastor lusitano que puso tantos palos en las ruedas de Roma.
Y es que Alonso Fernández y su hijo Gustavo, antes de tomar comanda a los forasteros y asegurar que el wifi funciona, les cuentan ese vínculo con Viriato, el caudillo Sayagués. Laudelina Rodrigos y Alonso Fernández son de Torrefrades y algo de guerrilleros llevan en la sangre porque llevan 50 años dando de comer a todo el entorno en sus mesas. En el inicio con una tienda y carnicería y desde hace 25 años con el restaurante Alonso. Un mesón que sigue fiel al menú del día y donde a diario se sientan centenares de comensales vinculados a la comarca, trabajadores, profesionales y algunos turistas que visitan la cuna de Viriato. Y no es para menos. Su menú de 12 euros ofrece cuatro platos a elegir: primero, segundo, postre y café. Y los fines de semana, en torno a los 15 euros. Alonso garantiza la procedencia de las carnes rojas, pues su carnicería sigue abierta en Torrefrades
. Ahí están las carnes de ternera a la brasa en guisos y estofados y esas patatas con pata o con pulpo que han catapultado a la cocina de Laude. Además del churrasco, las costillas al horno de leña, el bacalao, la merluza, el rape, el cordero al horno, el arroz a la zamorana o las albóndigas, además de los postres caseros. El próximo año, Gustavo Alonso tomará las riendas de un restaurante que ha cumplido con Sayago, con la cocina zamorana y con el desarrollo rural creando una infraestructura merecedora de una estrella a la apuesta por la hostelería rural. Es el tipo de gastronomía a la que le debemos mucho. Por el momento, Laude y Alonso junto a su hijo Gustavo y a Verónica y Chelo mantienen empleo y fijan población. Comer al lado de la casa de Viriato es todo