Diario de Castilla y León

BURGOS

Sello burgalés en el futuro de la conectividad

El proyecto ARIA busca avanzar en la realidad aumentada y la inteligencia artificial desde una perspectiva humana / El grupo DINper recopilará conjuntos de datos egocéntricos y exocéntricos

Equipo de investigación en las instalaciones de la Universidad de Burgos.

Equipo de investigación en las instalaciones de la Universidad de Burgos.EVA GASCÓN

Publicado por
Estibaliz Lera
Valladolid

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Transformar nuestra relación con el mundo digital. Detrás de la pantalla todo crece cada día. Las nuevas tecnologías se universalizan con la fuerza que impone el mercado. Una transformación continua que multiplica las oportunidades, a la vez que exige dar pasos de gigante para colocarse a la vanguardia de un mundo cada vez más global. Por este motivo, es clave hablar el lenguaje del futuro; entender que todo está cambiando y tomar posiciones para seguir avanzando en esa dirección.

No es tarea sencilla, ya que nuestra forma de comunicarnos, de relacionarnos, de aprender, de ligar, de hacer negocios… no tiene nada que ver con la de hace algunos años. La tecnología se ha convertido en una herramienta de transformación social. Sin embargo, la percepción de deshumanización a menudo lleva a muchas personas a dejarla de lado, a pesar de los beneficios que puede aportar. Para dotarla de esa calidez humana aparece el grupo de investigación DINper de la Universidad de Burgos (UBU).

Sí, este equipo forma parte de las universidades que, en asociación con Meta, está impulsando la investigación en visión por computadora y sus aplicaciones en realidad virtual. En concreto, el profesor Pedro Luis Sánchez Ortega explica que consiste en recopilar conjuntos de datos egocéntricos y exocéntricos en diversas actividades humanas. Una aportación, a su parecer, con potencial para transformar la forma con la que la sociedad interactúa con el mundo digital. Además, añade, permitirá entrenar las futuras inteligencias artificiales con los datos reales y con el punto de vista de las personas.

La implantación de Aria –así se llama el proyecto– es posible gracias a un dispositivo de investigación, aparentemente con forma de un simple par de lentes, que captura datos del mundo real en primera persona. «Su objetivo es ofrecer grabaciones para que los dispositivos de realidad virtual del futuro puedan conocer la ubicación, el contexto y la intención de sus portadores. Los sensores del dispositivo capturan además el video y el audio del usuario, así como su seguimiento ocular de hacia dónde está mirando en cada momento», indica para, a continuación, añadir que de esta manera se completa toda la información de la situación y su ubicación. «La computación en el dispositivo ayuda a los investigadores a entender cómo puede funcionar la realidad aumentada en el mundo real».

Esta iniciativa ya incluye más de 3.670 horas de vídeos e imágenes, el conjunto de datos egocéntricos más diverso del mundo. «Estas imágenes capturan a los humanos realizando tareas simultáneamente desde su punto de vista y en algunos casos también externamente», incide Pedro Luis Sánchez Ortega, quien tiene claro que estas informaciones ayudarán a dotar a los modelos de inteligencia artificial de una verdadera comprensión de cómo los humanos llevamos a cabo diversas actividades.

En su opinión, este trabajo es innovador porque utiliza tecnología de vanguardia para recopilar la información siempre desde la perspectiva del usuario, contribuyendo al avance de la investigación egocéntrica en la percepción de máquinas, la realidad aumentada y la realidad virtual. «La investigación egocéntrica es un campo poco conocido. Aunque el desarrollo de dispositivos en el mercado ha variado; antes los equipos de investigación eran muy caros y voluminosos, a partir de este momento disponemos de unas gafas ligeras como dispositivo de investigación que incluyen tecnología no tan convencional, ya que integran cinco cámaras, siete micrófonos, dispositivos inerciales, magnetómetros, barómetro y GPS, además de señalizadores WIFI y bluetooth integrados», destaca el profesor de la Universidad de Burgos.

Respecto a las ventajas, afirma que se parte de un repositorio de acciones cotidianas, si bien desde DINper quieren tratar de aportar a este proyecto la visión de las personas con discapacidad. De momento siguen en la fase de reconocimiento y no han llegado a la aplicación, no obstante, Sánchez Ortega indica que tienen experiencias previas en la implantación y desarrollo de herramientas de apoyo a la discapacidad y tratarán de que sea una de las diferencias que aporte su equipo dentro de ARIA.

¿Cómo surgió? Relata que, tras el trabajo con los visores de realidad virtual y realidad aumentada, comprobaron que la irrupción de la inteligencia artificial supondría cambios importantes en esos campos. Para ello, continúa, tenían que pensar en el futuro autoaprendizaje de las máquinas, como se había hecho ya en el campo de los modelos de lenguaje o la inteligencia artificial generativa que creaba nuevas imágenes a partir de textos.

En el proyecto ‘Más Realidad Virtual Inclusiva’, el equipo planteó visores de realidad virtual con interacción simplificada para usuarios con movilidad reducida, quienes se enfrentan a dificultades con mandos convencionales. «Los entornos de realidad virtual ya estaban generando automáticamente entornos por el reconocimiento de paredes. Se ha pasado en poco tiempo de poder usar solo los mandos a tener reconocimiento de los movimientos de las manos para conseguir interacción».

En este sentido, admite que ya están realizando grabaciones y capturas de datos, sin embargo, las pruebas no son sencillas, puesto que los dispositivos tienen que estar perfectamente configurados y la sensórica calibrada para tener unos resultados estandarizados. De cara al futuro, el profesor adelanta que quieren realizar colaboraciones internacionales con los socios, donde están incluidas universidades de todos los continentes e institutos tecnológicos como el MIT. De igual forma, les gustaría trasladar sus inquietudes a la comunidad hispana.

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