Diario de Castilla y León

Monitorizar la glucosa para controlarla

Investigadores de la UVa y el Clínico constatan que el índice de riesgo glucémico es efectivo / Realizan la primera evaluación en el mundo con pacientes reales / Este sistema permite priorizar a los diabéticos de manera sencilla

Gonzalo Díaz Soto y Paloma Pérez López en las instalaciones del Edificio Rondilla de Valladolid. -J. M. LOSTAU

Gonzalo Díaz Soto y Paloma Pérez López en las instalaciones del Edificio Rondilla de Valladolid. -J. M. LOSTAU

Publicado por
Estibaliz Lera

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Imitar al páncreas. Son muchos los sistemas que buscan controlar la concentración de glucosa en la sangre del paciente. ¿Por qué? Para hacer más sencilla la vida de los diabéticos. Esta enfermedad afecta a 537 millones de personas en todo el mundo, y se prevé que esta cifra aumente hasta 643 millones en 2030. Según datos de la Sociedad Española de Diabetes, en España se estima que una de cada siete personas padece esta dolencia, siendo nuestro país, el segundo de Europa con más casos.

La diabetes mellitus tipo 1 supone 1 de cada 10 casos de diabetes en España , afectando a cerca de 90.000 personas. La principal causa es que es autoinmune, es decir, que el sistema inmunológico de un individuo con esta patología confunde las células de su páncreas encargadas de producir insulina con células extrañas, y trata de destruirlas. Por tanto, estos pacientes acaban por tener una falta completa de insulina, hormona que es imprescindible para introducir la glucosa dentro de las células y que estas puedan funcionar. Debido a ello, para poder vivir es necesario que los diabéticos se administren insulina inyectada varias veces al día para regular sus niveles de azúcar en sangre y evitar complicaciones a corto y largo plazo.

De manera tradicional, la forma de medir la glucosa en sangre en los individuos con diabetes ha sido mediante la punción digital o, en otras palabras, pinchando un capilar de los dedos de la mano. Esta medida, además de suponer una molestia para los enfermos, sólo aportaba una visión aislada de los niveles de azúcar que tenían en ese momento preciso. La reciente financiación pública de los sistemas de monitorización continua de glucosa ha modificado el escenario. Estos sistemas se componen de un pequeño sensor que se coloca en el brazo o en el abdomen durante 10-14 días, y envía los niveles de glucemia minuto a minuto a un receptor, que puede ser un lector, un teléfono móvil, o incluso un reloj inteligente. De esta forma, las personas con diabetes tienen información de manera continuada de sus niveles de glucosa y sus fluctuaciones, permitiendo actuar e incluso anticiparse a una bajada (hipoglucemia) o subida (hiperglucemia) de sus niveles de glucosa. 

Esta aproximación ha demostrado importantes mejoras en el control de esta dolencia en diferentes estudios. Sin duda, para los profesionales dedicados al cuidado de estos enfermos ha supuesto un auténtico paso adelante, ya que consiguen una mayor información: ver los niveles de glucosa a lo largo de las 24 horas del día y disponer de los datos acumulados de semanas y meses, con el fin de desarrollar mejores estrategias de tratamiento y estilo de vida a los pacientes. 

Sin embargo, la gran cantidad de información que aportan estos sistemas hace que su análisis sea muy complejo, demandando mucho tiempo y experiencia previa a los profesionales, lo cual supone un problema en la práctica clínica. Por ello, se han ido desarrollando diferentes índices que resumen toda esta información. Hasta el momento, estos parámetros tenían algunas limitaciones y era necesario tener en cuenta hasta siete de ellos para saber cuál es el problema en el nivel de glucosa de un diabético y poder aportar una solución adecuada.

En 2022 se sugiere como alternativa el uso teórico del índice de riesgo glucémico, que trata de resumir en una sola cifra toda la información aportada por los sistemas de monitorización continua de glucosa de un individuo. Este nuevo parámetro surgió de las puntuaciones que otorgan 330 expertos internacionales a los datos de 225 pacientes con diabetes tratados con insulina. El análisis demostró que las puntuaciones de los expertos dependían de dos componentes: uno relacionado con el tiempo de glucosa en niveles bajos (conocida como hipoglucemia) y el otro relacionado con el tiempo en niveles elevados de glucosa (hiperglucemia). 

A pesar de contar con un gran apoyo a nivel internacional, su reciente aparición hacía que su utilidad en práctica clínica diaria no estuviera aún demostrada, ni validado en población pediátrica. Por esta razón, un equipo formado por endocrinos y pediatras de la Universidad de Valladolid (UVa) y el Hospital Clínico Universitario de Valladolid confirman la eficacia del índice de riesgo glucémico gracias a una evaluación real en la que han participado 202 pacientes adultos y pediátricos.

En concreto, explica el doctor Gonzalo Díaz Soto, lo que hicieron fue calcular este índice en estos enfermos y estudiar cómo funcionaba en estos grupos de población, en función de la edad y el tipo de tratamiento, comparándolo con otras métricas utilizadas hasta el momento. «Este estudio, que fue el primero a nivel mundial en pacientes adultos y pediátricos en práctica clínica habitual, demostró que este índice es efectivo y que nos permite evaluar cómo es el control de la diabetes de nuestros pacientes de forma acertada», celebra la doctora Paloma Pérez López. 

Su cálculo es, en su opinión, fácil. Y su ventaja, añade, muy grande, puesto que permite una ponderación mayor del riesgo de hipoglucemia, que supone una urgencia vital, y menor del de hiperglucemia. «Esta ponderación posibilita estratificar el riesgo y priorizar aquellos pacientes de manera sencilla». A esto se suma, tal y como expone, aprovechar mejor las diferentes visitas que planifican con sus pacientes. Sin dejar de lado, puntualiza la doctora, sacar el máximo partido a toda la información que obtienen de la monitorización continua de la glucosa. Así, recalca, pueden tener más claras las estrategias a seguir y abordar los aspectos más importantes, como es el despistaje de complicaciones crónicas o la esfera psicosocial. 

De hecho, avanza Gonzalo Díaz Soto, van a continuar estudiando el índice de riesgo glucémico junto con otras métricas prometedoras como pueden ser las derivadas de la esfera psicosocial de los diabéticos, como son la calidad de vida o el estrés relacionado con la enfermedad para ver si esta herramienta es un buen indicador en este sentido. Otros proyectos que tienen en mente son analizar otros grupos de pacientes como las embarazadas con diabetes gestacional o las personas de avanzada edad. 

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