El laboratorio forestal para los resineros
Una investigación, liderada por el Cesefor, en montes de Castilla y León, Castilla La Mancha y Extremadura señala que a determinados niveles de estrés hídrico los pinos dejan de producir resina
El aprovechamiento de la extracción de la resina se realiza en España desde más de cien años. En la actualidad se ha convertido en un sector estratégico porque está asociado al mantenimiento de la población en el medio rural y también a la limpieza del monte, así como permite garantizar la sostenibilidad de las masas forestales. El empuje del sector demanda innovación e investigación en España, dado que han pasado unos 60 años desde que se introdujeron innovaciones significativas por lo que el mundo resinero pide a gritos innovación. La Fundación Cesefor ha coordinado un proyecto de investigación que ha incluido un trabajo experimental en el que se han ensayado nuevas técnicas para la extracción de la resina y se ha estudiado la masa forestal para asegurar la sostenibilidad de la extracción frente al reto del cambio climático .
En este laboratorio resinero han intervenido siete socios que están relacionados con la cadena de valor de la resina, mientras que los ensayos prácticos se han llevado a cabo en distintos territorios de Castilla y León, Castilla La Mancha y Extremadura.
Aída Rodríguez, doctora ingeniera de Montes, ha coordinado este trabajo, cuya parte experimental ha arrojado interesantes resultados en los que se ha comprobado que a ciertos niveles de sequía los pinos dejan de producir resina . Unos datos que invitan a seguir con los ensayos sobre el terreno para determinar con exactitud dónde se encuentran estos niveles de sequía.
La investigación planteó una línea de investigación para aportar luz a la gestión de las masas forestales a la vez que se asegura una extracción sostenible de la resina. Para ello, se procedió a monitorizar pinos en cuatro parcelas ubicadas en Gata (Extremadura), Tardelcuende (Soria), Cobeta (Guadalajara) y Huerta del Marquesado (Cuenca).
Se colocaron sensores en los pinos con los que se midieron las variables fisiológicas de la planta, el crecimiento, el flujo de savia, la presión de la resina y las variables climáticas como la temperatura y la humedad. Las plantas elegidas se seleccionaron de acuerdo a las siguientes premisas: pinos resinados por el método tradicional y un rodal representativo del conjunto de la masa forestal. El estudio se llevó a cabo durante la campaña de resinación de 2022. «Al final lo que hemos estudiado es lo que pasa en los árboles cuando sacas resina en función del clima» , explica Aída Rodríguez.
Entre las conclusiones más destacadas de los ensayos, Aída Rodríguez, subraya que los datos obtenidos de los pinos revelaron que a ciertos niveles de estrés hídrico (falta de lluvia y de agua en el suelo) las plantas empiezan a sufrir en términos de crecimiento y de presión de resina . Un sensor midió en tiempo real el empuje del fluido lo que permitía estimar la producción de cada planta.
Los investigadores corroboraron una relación positiva entre las precipitaciones y la humedad del suelo con la presión de la resina dentro del árbol. «En veranos muy largos, muy cálidos y muy secos, como el del año pasado, los pinos tienen problemas para producir resina» , explica la investigadora y además, cuando se analizaron las variaciones relacionadas con la temperatura se observó que el flujo y la viscosidad de la resina estaban directamente relacionadas con la misma, «a mayor temperatura, lo normal es tener más flujo de resina» , aclara Aída Rodríguez.
Los responsables de este proyecto consideran apropiado continuar con estos ensayos durante más campañas de resinación y hacerlo también en otras comarcas resineras tradicionales, como Segovia, o bien en zonas con potencialidad como el Levante o Andalucía. Rodríguez subraya la necesidad de recabar más datos para poder crear herramientas y hacer predicciones útiles para los gestores.
Otra de las líneas de investigación dentro de este proyecto planteó testear métodos de extracción de la resina para estudiar la productividad . Para ello se llevaron a cabo ensayos en los que se confrontó el trabajo de extracción tradicional de pica a mano con un método en el que usa un taladro, este último se encuentra muy extendido en Estados Unidos.
El equipo eligió este modelo mecanizado porque planteaba, a priori, una serie de ventajas, por un lado el resinero ahorraba tiempo en el descortezado y la clavadura en los pinos y la recolección se hace en una bolsa cerrada, por lo que el resultado es de mayor limpieza frente a los botes abiertos que se colocan en los trabajos de picas, por lo que quizá se podría obtener una resina de mayor calidad.
Para el trabajo de campo se seleccionaron siete parcelas forestales , ubicadas en distintas localizaciones, en las que se tuvieron en cuenta las especies de las plantas y las condiciones climáticas. Los trabajos se llevaron a cabo durante dos campañas en 400 árboles que se distribuyeron en bloques. Una parte de ellos se resinó con taladro, otra con pica tradicional y a su vez se establecieron otros dos grupos en los que usaron en cada uno de ellos estos dos métodos, pero sin la pasta estimulante que suelen emplear los resineros.
Los resultados mostraron que en todas las parcelas la producción fue menor cuando se empleó el método mecanizado que cuando se hizo con pica tradicional, aunque con grandes diferencias, en algunas localizaciones la reducción de producción fue del 50% y en otras fue del 30% e incluso en algunas hubo ligeros incrementos.
«Tenemos que seguir con los estudios para comprobar si el taladro es un método eficaz y entender por qué en unas zonas se ha bajado y en otras se ha ganado», aclara Rodríguez.
Los investigadores también valoran estudiar, dentro de esta línea de investigación, el rendimiento, es decir el tiempo que tarda el resinero en recolectar un número determinado de kilos con uno u otro método , «porque a lo mejor la producción con taladro es menor pero si se hace en menos tiempo podría ser una técnica eficaz», puntualiza la investigadora.
La proyecto, denominado Goresinlab , en el que han participado investigadores del Cesefor y de las Universidades Politécnica de Madrid y de Castilla La Mancha, arrancó en 2021, ha sido cofinanciado con Fondos Feder y de la Administración General del Estado, con el objetivo de realizar un diagnóstico territorial del sector, con el fin de introducir innovaciones para mejorar la profesión. Todo el trabajo de investigación realizado ha permitido crear un observatorio nacional sobre la resina.