León
El ‘roomba’ del espacio
Estudiantes de Ingeniería Aeroespacial diseñan un prototipo de un satélite que, equipado con un brazo robótico, recoge basura de la órbita terrestre y la almacena en un contenedor apropiado para su posterior tratamiento.
Kilos y kilos de basura espacial caen al año en la Tierra . Lo ideal sería dar con ella y aspirarla. Es verdad que no es un problema ni nuevo, ni menor, si bien es clave conocer su alcance y trazar el camino para atajarlo. En esta línea, Sandra Álvarez Alacano, Lucas Álvarez Solar y Paula García Álvarez, estudiantes del cuarto curso del grado en Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de León (ULE) , son los artífices del prototipo de un satélite recogedor de basura espacial.
La propuesta desarrollada se concreta en el prototipo de un satélite que, equipado con un brazo robótico, recoge basura de la órbita terrestre y la almacena en un contenedor apropiado para su posterior tratamiento .
Space Claw –así se llama– consta de dos partes: un brazo robótico y un contenedor. ¿Cómo funciona?
Detalla que, en primer lugar, se lanza el satélite utilizando un lanzador reutilizable, el cual regresa a la Tierra una vez cumplida su misión para utilizarse de nuevo, como los que fabrica la empresa española PLD Space o la norteamericana SpaceX.
El segundo paso sería la puesta en órbita del satélite y el retorno a la Tierra del lanzador. A continuación, comienza la operación del satélite como recuperador de basura. En esta fase, el satélite se aproxima a los residuos espaciales que se encuentran en su misma órbita y, gracias al brazo robótico, se captura y se deposita en el contenedor.
Una vez el contenedor esté lleno, se separa de la estructura principal del satélite y, o bien se desintegra en la atmósfera o bien se baja a la Tierra en caso de contener elementos que puedan ser reutilizados. La fase de operación se reanuda enviando, a través del lanzador reutilizable, un nuevo contenedor, el cual puede ser diferente al anteriormente utilizado dependiendo del tipo de basura que se quiera recoger.
Durante todo este proceso, sus creadores destacan que el satélite tendrá la capacidad de cambiar de órbita gracias a ciertos incrementos de velocidad que serán proporcionados por unos motores de tipo resistojet. Además, el satélite está equipado con unos paneles solares que alimentarán de energía eléctrica tanto el brazo robótico como los motores resistojet.
Un proyecto , a su parecer, innovador porque existe un gran problema con la basura espacial que no se está abordando . «Desde el comienzo de la era espacial en 1957 se han lanzado toneladas de cohetes, naves y satélites al espacio y, al menos al principio, nadie previó qué hacer con ellos al final de su vida útil» , apuntan Sandra Álvarez Alacano, Lucas Álvarez Solar y Paula García Álvarez. La Agencia Espacial Europea (ESA) estima que existen unos 900.000 objetos de más de un centímetro sin utilidad orbitando alrededor de la Tierra. Este hecho, según la ONU, pone en peligro futuras misiones e, incluso, las comunicaciones terrestres. «Nuestro proyecto se considera innovador por atacar este problema de raíz» , presumen.
La principal ventaja de este proyecto, que se basa en los avances tecnológicos de la industria espacial y energética que se han desarrollado en los últimos años, es que se trata de un dispositivo reutilizable, es decir, no aumenta la cantidad de basura espacial. De igual forma, el contenedor se puede adaptar a múltiples tipos de desechos pudiendo introducir, entre otros dispositivos, un electroimán que atraiga la basura con componentes ferromagnéticos para hacer más sencilla su recolección. No hay que olvidar tampoco que recoger la basura espacial supone «una gran ventaja en sí misma» , ya que evita que los residuos colisionen con satélites tan esenciales como los de las comunicaciones.
En cuanto al ahorro, los estudiantes del cuarto curso del grado de Ingeniería Aeroespacial comentan que supone un ahorro en cuanto a la disminución de una gran cantidad de problemas relacionados con las posibles incidencias que puedan generar la basura espacial , tales como colisiones o interferencias con los satélites, telescopios y lanzadores en activo, así como los costes económicos que estos supondrían.
La idea surgió, tal y como cuentan, a raíz de un trabajo que tuvieron que presentar para la carrera. Una idea que va tomando posiciones, ya que resultó ganadora del primer premio de la modalidad de Prototipos/dispositivos Tecnológicos de la segunda edición del Concurso de Prototipos de la Escuela de Ingenierías Industrial, Informática y Aeroespacial de la Universidad de León , cuya presentación de trabajos y entrega de premios se realizó hace unas semanas en el hall de la escuela.
En esta línea, celebran el galardón. «Para nosotros supone un orgullo y una gratificación muy especial e inesperada que pone el broche final a nuestra bonita etapa universitaria en la Universidad de León» , reconocen.
A día de hoy, según exponen, existen un par de prototipos en fase de prueba . No obstante, subrayan que el principio de funcionamiento de estos no es el mismo que el del proyecto leonés. Uno de ellos utiliza un arpón que pesca y el otro consiste en la incineración de los residuos en el propio espacio.
Sin embargo, sus planes de futuro ahora mismo, confirman Sandra Álvarez Alacano, Lucas Álvarez Solar y Paula García Álvarez, no pasan por el desarrollo de este proyecto sino por la continuación de su formación como ingenieros aeroespaciales, eso sí, no abandonando esta idea de cara al futuro.