Diario de Castilla y León

La profesora de la evolución humana

Esta burgalesa ha sido pionera en abrir la línea de investigación en Bioarqueología en la Universidad de Cantabria desde un enfoque multidisciplinar / En uno de sus proyectos busca conocer las causas de la extinción de las últimas poblaciones de Neandertales en los países del sur de Europa.

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Estibaliz Lera

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Apasionada del mundo de las cuevas, Ana Belén Marín Arroyo estudió la licenciatura de Historia en la Universidad de Cantabria en Santander, donde se mudó con 17 años procedente de su Burgos natal. Desde muy joven decidió formar parte de un grupo de aficionados a la naturaleza y la espeleología; de hecho, fue ahí donde le empezó a entrar el gusanillo de la Historia, en concreto de la Prehistoria. 

«Me preguntaba cómo habían sido los grupos humanos que habían vivido en esas cuevas en el pasado, qué actividades habían realizado, cómo eran… Me parecía apasionante el trabajo del arqueólogo, del que excava para desenterrar todas esas evidencias del pasado, y eso hizo que me decantase por estudiar Historia», rememora. 

Es más, el verano antes de empezar la carrera pasó varias semanas en una excavación de urgencia en el pueblo de su abuelo materno, La Horra (Burgos), que hizo que comenzase aun con más ganas la carrera de Historia. «Lo que verdaderamente me llamaba la atención era poder algún día trabajar en un laboratorio analizando todos esos restos que se descubrían en un yacimiento arqueológico». Un sueño que está cumpliendo. 

Marín Arroyo es profesora titular de Prehistoria y responsable del grupo de I+D+i EvoAdapta (Evolución Humana y Adaptaciones Económicas y Ecológicas durante la Prehistoria) de la Universidad de Cantabria. Es la primera y, en la actualidad, única mujer profesora titular en el área de Prehistoria en los más de 40 años de historia del Departamento de Ciencias Históricas. 

La línea de investigación que vertebra su carrera científica es el estudio de la evolución humana, en especial de la alimentación de los grupos humanos y cómo estos han sido capaces de adaptarse a los cambios climáticos a lo largo de los últimos 200.000 años, sobre todo focalizada en las poblaciones de Neandertales y Homo sapiens. 

Para ello aborda su estudio desde la bioarqueología, con el uso de diferentes disciplinas como la biología, la química, la paleoclimatología, las matemáticas o la genética que, en combinación, permiten evaluar la capacidad de resiliencia de las poblaciones humanas y conocer de qué manera unas especies se extinguieron, mientras que nosotros fuimos capaces de sobrevivir y permanecer como única especie humana en el planeta. 

Esta burgalesa cuenta con más de 20 años de experiencia de trabajo de campo, laboratorio y largas estancias en centros internacionales de reconocido prestigio, como la University of Cambridge (Reino Unido), Universiteit Leiden (Países Bajos), Natural History Museum (Londres), Muséum National d’Histoire Naturelle de Paris, el University College Hospital London o la Universidad de Belgrado. Ha sido Fellow de la British Academy y del Darwin College, así como investigadora asociada varios años en el McDonald Institute for Archaeological Research de la Universidad de Cambridge.

Las largas estancias en el extranjero, tal y como comenta, le han permitido aproximarse al estudio del pasado combinando diferentes métodos científicos, pero sin perder de vista mi formación como historiadora para interpretar el comportamiento humano a lo largo de la Prehistoria. De igual forma, añade, le han ayudado a ampliar la red de colaboradores y le han servido de inspiración y aprendizaje para luego implementar en su grupo de investigación nuevas ideas pioneras en España.

En la actualidad Ana Belén Marín Arroyo está al frente del proyecto europeo SUBSILIENCE, financiado por la European Research Council Executive Agency a través de una ayuda ERC Consolidator Grant dotada con dos millones de euros siendo, en la Universidad de Cantabria, la única mujer liderando proyectos ERC. La meta de este trabajo, según apunta la burgalesa, es conocer las causas de la extinción de las últimas poblaciones Neandertales en los países del sur de Europa a partir del análisis de su dieta, ante una situación de cambios climáticos bruscos y rápidos y la llegada de nuestros ancestros, los primeros Homo sapiens, al continente hace unos 45.000 años. 

Este proyecto de cinco años, iniciado en 2019, ha permitido crear un equipo de jóvenes investigadores nacionales e internacionales, con formación multidisciplinar (geólogos, biólogos, historiadores, paleontólogos, y arqueólogos). Su grupo de investigación EvoAdapta cuenta con un equipo formado por 13 investigadores en etapas predoctorales y postdoctorales, así como por técnicos de laboratorio, además de tres colaboradores externos de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. 

A pesar de su juventud, a lo largo de su carrera científica, ha logrado conseguir una serie de hitos importantes en el campo de la Prehistoria, tales como ser pionera e innovadora en abrir la línea de investigación en Bioarqueología en la Universidad de Cantabria desde un enfoque plenamente multidisciplinar, algo novedoso en el campo de las Humanidades en España. En los últimos diez años ha formado a un número significativo de jóvenes investigadores, siendo capaz de atraer talento de centros de referencia ingleses, franceses, italianos, americanos y, por supuesto, españoles, a través siempre de contratos competitivos.

En su opinión, Castilla y León es una comunidad puntera en el área de investigación e innovación. Prueba de ello, sostiene la burgalesa, es el apoyo económico que las Administraciones Públicas llevan a cabo en investigación básica, sanitaria, agraria y de patrimonio cultural, a través de la financiación de proyectos de investigación, ayudas predoctorales, inversiones en infraestructuras y equipamiento científico, tanto en las universidades públicas, como en los dos ICTS, centros de investigación y los hospitales situados en la región. 

«La apuesta de las Administraciones por la participación en los programas de I+D de la Unión Europea y el impulso de equipos multidisciplinares de investigación que trabajen, por ejemplo, en mi campo, en yacimientos arqueológicos de Castilla y León, es una garantía de la excelencia científica de esta Comunidad». 

A su parecer, tras la pandemia, la sociedad ha sido consciente del valor y la necesidad de invertir en ciencia. «Espero que ese espíritu permanezca y se valore, sobre todo, el trabajo de los investigadores que hacen posible la innovación y el avance de la ciencia, ya que muchas veces su trabajo está muy mal remunerado y reconocido, con una elevada inestabilidad profesional. Apostar por la innovación y el talento debe ser prioritario en nuestra sociedad, si queremos avanzar en los ámbitos de la ciencia, la tecnología y la educación», zanja Ana Belén Marín Arroyo. 

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