La bióloga que trata el hígado graso
La investigadora del IBSAL obtiene el reconocimiento de ‘Artículo del mes’ de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular / También trabaja en la enfermedad de Batten, una dolencia rara y neurodegenerativa que afecta a los niños
Su pasión por la ciencia y la biología fue determinante para convertirse en bióloga. De hecho, fue de las últimas generaciones de licenciadas de la Universidad de Oviedo. Marina García se enamoró de la Cronobiología cuando estaba terminando la carrera. Este acontecimiento hizo, según reconoce, que comenzara a trabajar en el grupo de Respuesta Celular al Estrés Oxidativo en el departamento de Morfología y Biología Celular de la Universidad de Oviedo, ya que son expertos en el estudio y uso de la melatonina. Lo pudo hacer gracias a una beca predoctoral del Instituto de Salud Carlos III.
Durante este periodo estudió el sistema principal de reciclaje celular (la autofagia) en diferentes modelos, desde entender el proceso de oreo de la carne de ternera, es decir, que el músculo se vuelva tierno para que podamos disfrutar de un buen filete, hasta el envejecimiento. Durante la primera parte de su doctorado realizó una estancia de seis meses en la Universidad de León con el profesor Arsenio Fernández López, y otra de 15 días en la Universidad Complutense de Madrid con la profesora Mónica de la Fuente del Rey. Tras ese tiempo comenzó a interesarse en cómo este sistema de reciclaje es capaz de degradar grasa. Para aprender más sobre el tema hizo una estancia de seis meses en el laboratorio del profesor Rajat Singh, que describió por primera vez este proceso, en el Albert Einstein College of Medicine, Yeshiva University, Nueva York.
Tras la estancia predoctoral, regresó a España para terminar su tesis doctoral, calificada como Sobresaliente Cum Laude, y volvió al laboratorio del profesor Singh para su primer postdoctoral. Durante este periodo, el profesor Singh decidió trasladar su laboratorio a la Universidad de Newcastle, y realizaron una mudanza transoceánica de laboratorio. Allí formaron parte del centro de envejecimiento y vitalidad (CAV) de la Universidad de Newcastle. Sin embargo, al poco tiempo Rajat Singh decidió volver a Nueva York y Marina García se integró en el laboratorio de Fibrosis de la Universidad de Newcastle, liderado por el profesor Derek Mann, donde trabajó los siguientes dos años estudiando enfermedades hepáticas, hígado graso y cirrosis. En enero de 2019 hizo las maletas y volvió a España con una beca postdoctoral Sara Borrell para unirse al grupo del profesor Juan Pedro Bolaños en Salamanca.
Esta investigadora del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL) trabaja en la enfermedad de Batten, una dolencia rara y neurodegenerativa que afecta a los niños. «Tratamos de entender por qué se produce la muerte neuronal, por una parte, y cómo esto produce la sintomatología típica», apunta. Para hacerlo estudian cómo defectos en la obtención de energía por las neuronas pueden producir que estas se deterioren causando su muerte. Por otra parte, estos niños pierden la visión, tienen problemas motores y sufren espasmos mioclónicos, que es algo parecido a los ataques epilépticos. Quiere entender cómo defectos en diferentes áreas del cerebro son la causa de estos síntomas y buscan revertirlos.
Junto a este gran proyecto coordina otras líneas de investigación basadas en cómo modulando los hábitos alimentarios se puede mejorar el envejecimiento del cerebro, y continúa con su trabajo en el hígado graso y el sistema de reciclaje celular. De igual forma, colabora con diferentes líneas del laboratorio de Juan Pedro Bolaños, en las que tratan de dilucidar cómo las diferentes células del cerebro obtienen su energía, y lo importante de que se realice apropiadamente para prevenir diferentes enfermedades tanto neurodegenerativas como metabólicas, por ejemplo, la obesidad.
En el pasado Marina García ha trabajado en diferentes líneas de investigación, desde entender cómo el reciclaje celular en el cerebro es capaz de estimular la actividad hepática, pasando por cómo la epigenética está íntimamente relacionada con el desarrollo de la fibrosis hepática o la importancia del metabolismo en el sistema inmune durante la fibrosis hepática, hasta cómo el reciclaje celular es clave para el desarrollo de los huesos.
En su opinión, existe un esfuerzo por mantener infraestructuras e investigación en Castilla y León, sin embargo, considera que debería ser mayor, puesto que, solo manteniendo una inversión grande a largo plazo, se obtienen resultados en el sector científico. En esta línea, comenta que las administraciones públicas centran su interés en la mejora del sistema sanitario, lo cual es loable; esto hace que el foco se centre en la investigación más traslacional. No obstante, tiene claro que para encontrar nuevas terapias y que el sistema sanitario sea puntero, es necesario invertir en biología básica que ayude a comprender cómo funcionamos, y este conocimiento será capaz de desarrollar ciencia traslacional.
La investigadora Marina García, que recientemente ha obtenido el reconocimiento de ‘Artículo del mes’ de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular, sostiene que la sociedad sí que premia la innovación y el talento, y, además, tras la pandemia se reconoce más la importancia de la ciencia. «Esperemos que no se olvide pronto. Aun así, la balanza de prioridades se inclina más hacia otros temas, como el fútbol, por ejemplo». Eso sí, entona el mea culpa y asegura que para poner la balanza a favor de la ciencia los investigadores tienen que aprender a difundir mejor lo que hacen, para que se reconozca más su importancia.
Indica que la escasez de recursos produce, aunque cada vez haya más formación entre los jóvenes, que tengan que emigrar para ejercer profesionalmente. En su caso, está feliz por el reconocimiento de la Sociedad Española de Bioquímica y Biología Molecular. «Es un gran honor, ya que esta sociedad reconoce los artículos de los grandes investigadores españoles». No es el único. Subraya que ha recibido varios premios para asistir a diferentes congresos internacionales. También ha recibido premios a la mejor comunicación oral y otro al mejor póster en congresos nacionales, lo que, según admite la investigadora del IBSAL, alienta para seguir trabajando y mejorar la calidad de vida de la sociedad, que es la finalidad del trabajo científico.