Energías limpias para el día a día
El grupo de investigación SWIFT de la Universidad de Burgos desarrolla nuevas tecnologías para la optimización y aprovechamiento de las energías renovables, como un novedoso sistema de climatización para viviendas de consumo casi nulo.
Conseguir el máximo aprovechamiento de las posibilidades que ofrecen las energías limpias se ha convertido en algo más que imprescindible. Según datos del IDAE, organismo público dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, en España nuestras casas utilizan la quinta parte de toda la energía que se consume en el país, lo que supone de media cerca de los 10.000 kilovatios-hora, unas 0,85 toneladas de petróleo. De ahí casi la mitad se destina a los sistemas de climatización de la vivienda.
Cada vez son más las tecnologías encaminadas a conseguir que nuestros consumos energéticos se optimicen y que nuestros hogares sean lo más sostenibles posibles para el medioambiente. En ello trabaja la Unidad de Investigación Consolidada de la Universidad de Burgos Solar and Wind Feasibility Technologies (SWIFT) que busca nuevas maneras de aprovechar los recursos renovables, principalmente energía eólica y solar tanto térmica, como fotovoltaica.
Como destaca su coordinadora, la Doctora Montserrat Díez Mediavilla, la principal característica de este grupo es su capacidad de abordar problemas desde varios puntos de vista gracias a su multidisciplinariedad, ya que engloban áreas como las matemáticas, la física, la ingeniería eléctrica, la tecnología electrónica y la electromecánica.
Una de los proyectos en los que ahora está inverso este de investigación de la universidad burgalesa, es en el desarrollo de tecnologías que permitan la implementación de sistemas de eficiencia energética en edificaciones. En este sentido tienen en marcha un estudio de ámbito regional en el que estudian la posibilidad de implementar energías renovables, principalmente la fotovoltaica, en edificios públicos donde muestran las diferentes alternativas de instalación, costes y amortizaciones para que se tenga en cuenta en futuras obras de remodelación.
En esa misma línea trabajan también en sistemas que sean capaces de medir de manera fiable tanto radiación global, como ultravioleta, PAR o luminancia. Como explica la coordinadora de SWIFT, los sensores homologados que miden esta radiación tienen un coste muy elevado, por lo que su utilización no es muy habitual más allá de un ámbito experimental. Su trabajo consiste en «diseñar sistemas de medidas ‘low cost’ de estas variables». Para ello han desarrollado un sistema para poder comparar las mediciones que ofrecen esos sensores con otros de bajo coste que ya están en el mercado, para así diseñar equipos económicos y manejables que se puedan comercializar. De esta manera se podrían instalar en la construcción como un sistema más de la domótica de las viviendas con el que controlar su climatización.
Por otra parte, y siguiendo la línea de la eficiencia energética aplicada a las viviendas, han diseñado un intercambiador de calor adaptado a las viviendas con consumo casi nulo. Este proyecto está enclavado en el programa Lanzadera TCUE y ya tiene su primer prototipo que en estos momentos está en fase de evaluación y por el momento está dando muy buenos resultados.
Para ello han modificado un intercambiador industrial añadiendo células peltier y tubos de calor para facilitar el intercambio de calor de una manera más económica energéticamente y, por lo tanto, también económicamente. «Los dos sistemas que hemos implementado aprovechan su propia energía para hacer el trabajo y obviamente consumen menos para hacer el mismo trabajo y se adaptarse a la potencia que requieren. Al final lo que se quiere es optimizar el consumo en base al bienestar del habitante».
Además de buscar la mejor manera de aprovechar los recursos energéticos renovables, también tienen en marcha proyectos para evaluar la incidencia de radiaciones como la ultravioleta y la PAR en el entorno. En el caso de esta última, el grupo SWIFT trabaja para conocer cómo afecta al crecimiento de las plantas. Como comenta Montserrat Díez, todavía queda mucho camino en la investigación de la radiación PAR y este trabajo, enclavado en el Programa Estatal de I+D+i Orientada a los Retos a la Sociedad del Ministerio de Ciencia e Innovación, podría ser un punto de partida para conocer qué localizaciones son mejores para la siembra de un cultivo u otro dependiendo de esa variable.
En el caso de la radiación ultravioleta, el grupo SWIFT se centran en conocer cómo influye en el ámbito laboral de las personas dependiendo de la actividad que se realice al aire libre. Así están llevando a cabo un trabajo de recogida de datos a través de encuestas a trabajadores de diferentes sectores para conocer sus medidas de protección frente a los rayos UVA y UVB. A partir de ahí, en una segunda fase, se hará una campaña de concienciación entre las empresas para la implementación de esos sistemas de protección y, por último, realizarán una evaluación para conocer el impacto de esas medidas.
Gracias a este proyecto, ha surgido una colaboración con un grupo de investigación de la Universidad de Valladolid con el que analizarán la influencia que tiene el tipo de trabajo que se desempeña con dolencias como el aumento de cataratas o el cáncer de córnea. «Al final los problemas en la piel a causa de la radiación ultravioleta son los más conocidos, pero en el ojo no se conoce tanto y tiene mucha importancia. El proyecto consiste en tomar mediciones de radiación, modelizarlo y ser capaces de conocer la radiación en aquellos lugares donde no hay sensores de medida».