Diario de Castilla y León

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Los analistas del cambio climático

La UVA busca mejorar las herramientas de simulación que se usan en la toma de decisiones políticas relacionadas con esta crisis

Miembros del consorcio que trabajan en el desarrollo de esta herramienta. - PHOTOGENIC / MIGUEL ÁNGEL SANTOS

Miembros del consorcio que trabajan en el desarrollo de esta herramienta. - PHOTOGENIC / MIGUEL ÁNGEL SANTOS

Publicado por
Estibaliz Lera

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¿Está aquí o forma parte del futuro? ¿Es real o no? El cambio climático es una crisis global. La Tierra se transforma hasta el punto de que algunas de sus constantes vitales están entrando en parada respiratoria. Para algunos solo significa que el tiempo está loco: que un día llueve y al día siguiente hace sol. Para otros es una emergencia con efectos devastadores, hagamos lo que hagamos. Lo que está claro es que poco a poco está abriendo heridas muy profundas en algunas partes del mundo que se suman a las miles de cicatrices que advierten que el termómetro del planeta sube cada día más. Y lo hace sin freno. Alertas que, si no se toman medidas adicionales de reducción de gases de efecto invernadero, dejarán huellas mucho más profundas, como la pobreza hídrica en distintas zonas por sequía.

Parece que el clima está cambiando muy rápido y unos procesos desencadenan otros. Aún tenemos el control de un sistema que en cualquier momento puede empezar a calentarse solo y no impulsado por las emisiones de carbono –como pasa en la actualidad–. Es verdad que existen partes que ya actúan fuera de control pero para las restantes se debe establecer una hoja de ruta que abrace el problema y encuentre soluciones que se dibujen de la mano de los individuos y gobernantes. Un camino difícil a la par que necesario para cuidar el legado de futuras generacionales.

Con este deber de fondo avanzan los miembros del proyecto europeo Locomotion. Y lo hacen guiados y coordinados por el grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid (GEEDS-UVA). El objetivo es claro: mejorar las herramientas de simulación que se utilizan como apoyo en la toma de decisiones políticas relacionadas con el cambio climático. Doce instituciones –once europeas y una japonesa– trabajarán durante cuatro años y con un presupuesto de más de 6,3 millones de euros analizando miles de variables ambientales, tecnológicas, económicas, sociales y políticas para poner encima de la mesa las decisiones más adecuadas para combatir el calentamiento global.

No es un asunto baladí. «El cambio climático es uno de los límites planetarios que estamos sobrepasando y con ello estamos destruyendo un equilibrio sostenible del planeta, cuyas condiciones han permitido hasta ahora la vida de la especie humana en la Tierra», explica Luis Javier Miguel González, coordinador de Locomotion, quien añade que conocer todos los entresijos ayudará a evaluar las opciones más viables y avanzar en esa montaña de trabajo que todavía queda por hacer.

Esta nueva herramienta, destinada a la Comisión Europea, deberá mejorar las prestaciones de los modelos ya existentes. Para ello partirá de un IAM denominado Medeas, que también ha sido desarrollado por este equipo vallisoletano. La idea, tal y como avanza, es incorporar distintos aspectos, como la representación geográfica más detaada de todas las variables. «El modelo permitirá analizar cada uno de los 28 países de la Unión Europea así como las principales regiones mundiales, tales como Norteamérica, Este asiático, China o los países BRIIAT –Brasil, Rusia, India, Indonesia, Australia y Turquía–», detalla.

A esto se une, agrega, la incorporación de prestaciones más avanzadas de otros modelos como World6, TIMES, LEAP, GCAM, Fidelio, C-Roads, entre otros. También comenta que es importante sumar un submódulo para evaluar la influencia del sector financiero en las inversiones que permitan desarrollar la transición energética. No hay que olvidar, recuerda el coordinador de Locomotion, el diseño de un gran número de indicadores sociales, que brinden la posibilidad de valorar la influencia de las diferentes alternativas sobre cambio climático en la población. Entre ellos, estarán algunos indicadores relativos a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Esta iniciativa contará con políticas de demanda. Esto significa, que se podrá valorar el efecto que tendría el cambio de los hábitos de consumo de la ciudadanía sobre el cambio climático, apunta para, más tarde, añadir que con esta información se podrían responder preguntas tales como: ¿Qué efecto sobre el cambio climático tendría reducir en nuestra dieta el consumo de carne en un 20%? o ¿Qué ocurriría si incrementásemos el uso de la bicicleta para el transporte urbano en un 30%? El cierre lo pondría, expone Luis Javier Miguel González, la representación y la cuantificación de la incertidumbre. «La complejidad de estos modelos y la imprecisión en algunas de las variables conlleva que también los resultados tengan incertidumbre. Es necesario cuantificar lo mejor posible esa incertidumbre para abordar las decisiones con el mayor conocimiento posible».

Preguntado por la innovación del proyecto, responde que combina la metodología basada en dinámica de sistemas con modelos económicos sustentados en matrices input-output. No es, a su juicio, el único punto llamativo. Otro es que representa el impacto del cambio climático con indicadores sociales y de desarrollo humano, además de económicos. «Variables como la desigualdad de la renta o el desempleo serán indicadores relevantes». En el modelo también se consideran los límites biofísicos tanto de los recursos energéticos fósiles como de las energías renovables. Y se tienen en cuenta los recursos minerales necesarios para la transición energética, en especial aquellos minerales cuya importancia o escasez pueden condicionar las nuevas tecnologías vinculadas a las energías renovables.

Otras razones que ponen encima de la mesa son que se modelan un gran número de retroalimentaciones entre los sistemas físicos económicos, sociales y medioambientales. Además de las herramientas que no solo facilitan las decisiones políticas, sino también que acercan el conocimiento del cambio climático, sus causas y consecuencias a la ciudadanía.

Para el coordinador de Locomotion, la Dinámica de Sistemas presenta importantes ventajas frente a otras técnicas de modelado, como la representación de la causalidad de las variables «de forma transparente e intuitiva», que incluye la realimentación entre variables, en bucles que pueden ser simples o complejos. «Estos fenómenos de retroalimentación son de extraordinaria importancia para comprender el comportamiento de los sistemas de cualquier naturaleza, y especialmente se pone de manifiesto en procesos tan complejos como el cambio climático». «De hecho, la estabilidad climática –continúa– que hemos tenido en el planeta durante miles de años es debido precisamente a las múltiples realimentaciones que equilibran el sistema ecológico global del planeta y que ahora la acción humana está rompiendo. La intervención humana en los ecosistemas, por ejemplo con el incremento exponencial de los gases de efecto invernadero, provoca también realimentaciones que debemos comprender para valorar los efectos del cambio climático».

Por otro lado, dice que la Dinámica de Sistemas permite integrar otras técnicas, como modelos econométricos, modelos basados en ecuaciones diferenciales no lineales o modelos estocásticos. Los modelos de los investigadores del proyecto combinan varias de estas técnicas para aproximarlos «lo mejor posible al comportamiento real de los sistemas». Otro valor añadido es que ayuda a trabajar con grandes bases de datos, analizar simultáneamente varios escenarios, comparar políticas alterativas, optimizar decisiones o analizar la sensibilidad a la incertidumbre de algunos parámetros.

De cara al futuro, el grupo de la UVA volcará la mayoría de sus esfuerzos en sacar adelante el proyecto, sin dejar de lado otros trabajos de investigación que tienen en marcha. Su idea es mantener el equilibrio entre proyectos internacionales y proyectos locales. Por ello, seguirán participando en la Agenda Local 21 de Valladolid, abordando especialmente los indicadores de cambio climático en la ciudad, así como otras iniciativas que han realizado con el Ayuntamiento de Valladolid. El problema, en su opinión, es que el 90% de la financiación directa del equipo procede de Europa. «No tenemos muchas expectativas de que esta situación cambie», concluye Luis Javier Miguel González. 

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