Diario de Castilla y León

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Retortillo, clave en el futuro energético

Las reservas de uranio en esta localidad salmantina se atisban fundamentales para lograr la independencia energética y dar respuesta en 24 meses a la demanda nacional.

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Publicado por
Daniel M. Arranz

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Tras la invasión de Ucrania cada vez son más los países que están centrando sus políticas energéticas en reducir la dependencia de terceros y, especialmente, de Rusia en materias primas como el gas o el petróleo.

Sin embargo, un tercer elemento está pasando algo más desapercibido: el uranio. Hasta ahora, el sector europeo de la energía nuclear ha dependido en gran medida de las importaciones de uranio ruso. De hecho, en 2020, los países de la UE recibieron el 20,2% de sus necesidades de uranio de Rusia y otro 19,1% provino del aliado ruso Kazajstán.  

Este contexto de incertidumbre generado por la crisis geopolítica europea ha conllevado un replanteamiento de la política energética europea, en el que ha tomado un importante protagonismo la energía nuclear. Y el número de países que han anunciado la ampliación de la vida de las centrales y la construcción de nuevas ha aumentado considerablemente. De este modo, este mismo año, 11 países (Francia, Bulgaria, Croacia, República Checa, Hungría, Finlandia, Países Bajos, Polonia, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia) han firmado en París una Alianza en la que se comprometen a apoyar nuevos proyectos nucleares y a favorecer una mayor cooperación entre los sectores nacionales. Y, en el caso de Italia, la Cámara de Diputados ha aprobado una moción que compromete al gobierno a considerar la energía nuclear como una fuente de energía de cero emisiones. Actualmente, 13 de los 27 Estados miembros de la Unión Europea tienen centrales nucleares. Hay un total de 106 reactores en operación, que producen cerca del 26 por ciento del total de la electricidad consumida en el conjunto de la Unión. 

En lo que respecta al respeto del medioambiente, la Comisión Europea ha incorporado la energía nuclear a la taxonomía verde europea porque apenas produce emisiones de dióxido de carbono y ha sido reconocida una alternativa a las energías no renovables, en especial al carbón, y una de las vías para combatir el cambio climático.

A pesar de este giro europeo en materia nuclear, España mantiene su política contraria a dicha tecnología, hasta el punto de que la actual Ley de Cambio Climático prohíbe desde su entrada en vigor nuevas solicitudes para la exploración y explotación de hidrocarburos y materiales radiactivos.

Esta incongruencia política, que enfrenta la política energética de España con la del resto de nuestros vecinos europeos, se hace más evidente con la aprobación por parte del Gobierno del Plan REPowerEU, que tras el inicio de la guerra de Ucrania busca reducir la dependencia con respecto a los combustibles fósiles rusos y avanzar con rapidez en la transición ecológica. EL 20% ES ENERGÍA NUCLEAR

Actualmente, el 20,5% de la energía consumida en España se produce con energía nuclear y destina más de 145 millones de euros anuales a la compra de uranio procedente de otros países en lugar de aprovechar los recursos de los que dispone. Según datos del Euratom, la importación de uranio de Rusia, Kazajstán y Uzbekistán en 2020 suponía el 42 por ciento del total y Rosatom, la empresa pública rusa especializada en energía nuclear, es uno de los principales proveedores de uranio y elementos combustibles de Europa.   

España dispone de una de las reservas de uranio más importantes de la Unión Europea. Situada en Retortillo (Salamanca), este yacimiento cuenta con capacidad para cubrir en menos de 24 meses la demanda de uranio procedente de Rusia y, por tanto, que nuestro país sea independiente energéticamente de este material.

Ante el contexto de inestabilidad geopolítica, España tiene la oportunidad de explotar esta reserva nacional para garantizar el suministro de una energía segura, sostenible, económica, estable y que cuenta con el respaldo de la Comisión Europea.  

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