Diario de Castilla y León

ENOLOGÍA

Arzuaga desembarca en Rías Baixas con un pazo de seis siglos y 25 hectáreas de viñedo

La bodega vallisoletana adquiere una de las haciendas más señeras del enoturismo en el corazón de la DO gallega para «elaborar un vino blanco entre los mejores del mundo»

Vista aérea de una de las fincas del Pazo de Rubianes, en la pontevedresa Villagarcía de Arosa, y una de las cuatro referencias de la bodega.

Vista aérea de una de las fincas del Pazo de Rubianes, en la pontevedresa Villagarcía de Arosa, y una de las cuatro referencias de la bodega.ARZUAGA

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Valladolid

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Arzuaga desembarca en la DO Rías Baixas con la adquisición de una de las haciendas más señeras de Galicia, Pazo de Rubianes, un lugar con más de seis siglos de historia que cuenta con 25 hectáreas de viñedo. La emblemática bodega con sede en la localidad vallisoletana de Quintanilla de Onésimo, una de las elaboradoras de vanguardia de Ribera del Duero, echa raíces así en su segunda Denominación de Origen.

La empresa se ha propuesto «elaborar un vino blanco que se sitúe entre los mejores del mundo», tal y como anunciaba hace pocos días en redes sociales y confirmó en respuesta a este periódico el CEO de la bodega, Ignacio Arzuaga. «Hace más de una década que llevamos valorando la posibilidad de expandir nuestra filosofía vitivinícola y enoturística más allá de la Ribera del Duero y finalmente nos hemos decantado por este viñedo centenario que data de 1411».

El Pazo de Rubianes se ha convertido en una de las bodegas de referencia de la Denominación de Origen (DO) Rías Baixas y en uno de los emblemas del enoturismo gallego. No solo por sus vinos. También cuenta dentro de su perímetro con uno de los jardines botánicos más visitados de España, un pequeño paraíso con más de 5.000 camelios, con sello de calidad internacional. Es la huella que dejaron antiguos dueños del pazo con una pasión por la jardinería que se fue transmitiendo de padres a hijos desde el siglo XVIII.

Arzuaga asegura que para lograr ese reto de calidad del un vino blanco «Galicia, y en concreto esa zona que es la más fresca, la comarca del Salnés, creo que es donde se puede luchar por hacer eso». Y es que la adquisición del pazo «no es un proyecto que haya salido al azar. Llevamos muchos años intentando entrar en Galicia, porque creemos que es la mejor zona para hacer un gran vino blanco», añade.

Se trata de unas instalaciones que ya están en funcionamiento, por lo que no habrá una interrupción en la elaboración de vino. «La bodega ya tiene los vinos en el mercado, cuatro etiquetas que se están vendiendo normalmente. La producción está en torno a unas 100.000 botellas anuales, aunque esas producciones pueden variar un poco en función de cómo venga cada año», señala el CEO.

Aunque Arzuaga aún está «aterrizando» en las nuevas instalaciones, en Pazo de Rubianes ya se están produciendo cuatro vinos. «Estamos en examinando con el enólogo, conociendo todo en profundidad y visitando. Cuando hayamos terminado de valorarlo decidiremos si seguimos con cuatro vinos o dejamos algunos menos. El nombre de la bodega será el mismo, vamos a mantener Pazo de Rubianes».

Esos cuatro vinos a los que se refiere Ignacio Arzuaga, de primerísima calidad, se comercializan en la web de la bodega a precios que oscilan entre los 23 y los 99 euros la botella. Se trata de las referencias Albariño Paloma (99€); Albariño ‘1411’ (de 40 a 76€); Albariño García de Caamaño (de 35 a 66€) y Albariño Pazo de Rubianes (de 23 a 44€).

«La idea no es entrar y cambiar absolutamente todo, porque es una bodega que está funcionando bien», asegura Arzuaga. «Cambiaremos solo algunas cosas, sobre todo en la introducción de la uva. Vamos a poner mesas de selección y otros procesos para mejorar la calidad».

Segunda DO

Rías Baixas es la segunda Denominación de Origen en la que entra Arzuaga tras Ribera del Duero, aparte de la DOP Vino de Pago con que cuenta su vino Pago Florentino. «Hemos estado viendo muchos proyectos y nos hemos decantado por este, porque tiene viñedo», un requisito que Arzuaga considera imprescindible. Así, la marca cuenta en la actualidad con 463 hectáreas de viñedo en Ribera del Duero y con otras 58 hectáreas en Pago Florentino. «En Galicia tener hectáreas es muy difícil, pero hemos buscado. Al final, el vino hoy en día se hace en la viña, y lo que estamos buscando es viña para elaborar en un gran vino», remarca.

De las 25 hectáreas con que cuenta el pazo en su totalidad, Arzuaga ha adquirido 17 y media. La uva de las otras 8 deberán comprarla, en su caso, a los viticultores que las exploten.

Pero Ignacio Arzuaga no solo se encuentra satisfecho con la bodega y el vino del Pazo de Rubianes. Pone sobre el tapete también la importancia de su jardín botánico: «Es un jardín botánico de los más importantes de Europa. Tienes árboles centenarios. De hecho, el primer alcanfor que se plantó en Europa está allí. Hay magnolias, hay un montón de árboles», apunta. De hecho, la lista empieza por camelios y alcanfores, pero sigue con especies como los magnolios, calocedros, criptomerias, eucaliptos, fresnos, araucarias, robles y alcornoques, entre otras.

«Es una zona muy visitada todos los días. El jardín, sobre todo en la época de floración, es un espectáculo, y está justo al lado de la viña, y también forma parte del pazo», explica el CEO de la compañía. Por la existencia de este peculiar jardín botánico, al albariño elaborado en la zona «le llaman el albariño de las camelias porque está rodeado de estas flores», señala Arzuaga.

En cuatro al volumen de la inversión a realizar en el pazo el CEO de la compañía, que atendió a este periódico recién aterrizado en Puerto Rico, no se atreve a aportar una cifra concreta: «Todavía no sabemos con exactitud a cuánto ascenderá la inversión final. Invertiremos en la mejora de las viñas, en los procesos de selección de la uva y de mejora de la calidad, y también en el edificio, puesto que se trata de un pazo que es muy antiguo y necesita su mantenimiento», concluye.

Apuesta

El Pazo se alza en un enclave privilegiado en el municipio de Villagarcía de Arosa (Pontevedra), una de las zonas más prestigiosas y atractivas de las Rías Baixas. «En Arzuaga hemos llevado a cabo esta apuesta por Rías Baixas, una Denominación de Origen que mantiene una tradición milenaria basada en la viticultura tradicional y el cultivo de variedades autóctonas, con un marcado carácter atlántico», apuntan desde Arzuaga.

Precisamente esta tradición milenaria propicia que la DO Rías Baixas se caracterice por el minifundio extremo: ocupa 4.321 hectáreas repartidas en más de 22.832 parcelas. Contar con 25 hectáreas de viñedo para elaborar vino, 17 y media de ellas propias como pasa con Arzuaga, puede considerarse algo excepcional.

Se trata de viñedos cultivados en espalderas graníticas sobre laderas soleadas. Viñas que «capturan toda la esencia del Atlántico y el terruño único del Valle del Salnés, que es considerado la cuna del Albariño», apuntan en la compañía. «Son el alma de unos vinos de una mineralidad y frescura excepcional, un fiel reflejo del terroir».

La sede central de Bodegas Arzuaga está ubicada en Valladolid, en plena Denominación de Origen Ribera del Duero. La planta elaboradora principal se asienta en la finca La Planta, propiedad que la familia Arzuaga posee en la localidad vallisoletana de Quintanilla de Onésimo. Esta finca cuenta con una situación privilegiada para el cultivo de la vid, ya que sus cepas reciben el sol y la humedad necesaria para la perfecta maduración de la uva.

La elaboración de los vinos Arzuaga «se basa, sin ninguna duda, en tres premisas: el suelo, el clima y la orientación», apuntan en la compañía. La Planta es un lugar donde conviven la flora y la fauna de la zona, con 1.400 hectáreas, todo un lujo en plena Denominación y Milla de Oro de la Ribera del Duero.

Fue a principio de la década de los 90 del siglo pasado cuando Florentino Arzuaga, tras la compra de la finca, comenzó con la plantación de cepas, la construcción de la bodega y la elaboración del vino. En sus viñedos se cultivan variedades como tinto fino o tempranillo, así como las francesas cabernet sauvignon y merlot. El 80% de las viñas superan los 20 años bajo una producción más o menos de 4.000 kilos por hectárea.

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